Estaba sentado en la comisaría con la mirada perdida en la nada cuando aquel elegante hombre llegó, le echó una mirada de disgusto y negó. Qué Ignacio se dejará atrapar era algo que no debió pasar, pero antes que sea apresado debía mover sus hilos para sacarlo de ahí.
Pero el comisario no quería dejarlo ir, ante los ojos de él, Ignacio Brown era un hombre peligroso, el líder de un cártel que traficaba drogas, armas, mujeres, niños y se dedicaba a muchas cosas más. Estuvo muchos años detrás de él, y ahora que lo tenía no podía dejarlo ir.
—Ignacio Brown, debe ser liberado ahora mismo.
—¡No podemos hacer eso!
—Libérelo ahora —exigió—. Ignacio Brown es un agente de la DEA, trabaja para nosotros hace nueve años.
—¿¡Qué!? ¡Es un puto mafioso que durante todos estos años ha cometido actos delictivos, y ahora usted viene a decirme que, es un agente, ¿de dónde sacó esas estupideces?
—No son estupideces —colocó sobre el escritorio el maletín y extrajo de este, algunas pruebas dónde se encontraba Ignacio reunido con senadores y otros miembros más del gobierno—. Tanto él como sus amigos solo están cumpliendo con una misión. Misión la cual está arruinando y ha querido arruinar durante todo este tiempo —colocó la orden que venía desde los altos mandos para la liberación inmediatamente de Ignacio y Cameron.
—¡Es imposible! —musitó el comisario.
Maikop, que se encontraba en esa misma oficina agarró las pruebas y contempló aquellas fotografías, ahora entendía todo, ahora comprendía porque jamás pudieron encontrar información de Ignacio, jamás pudieron pillarlo si él estaba siendo protegido por aquella organización.
—¿Por qué no se nos avisó de esto? —inquirió tras soltar los papeles.
—Porque era una misión secreta de la DEA, pero en vista de que nuestros agentes fueron detenidos cuando acababan de realizar un rescate de niñas que iban destinadas a la prostitución, nos vimos obligados a revelarlo. Pero deben saber que esto no puede trascender, esto se queda entre ustedes dos.
Cuando Ignacio fue liberado, Maikop se paró delante, iba a realizar algunas preguntas cuando el teléfono de Ignacio sonó, al contestar su corazón se puso en guardia.
—¿¡Óscar!? ¿Qué te pasó?
—Se la llevaron —tosió, acababa de salir del coche que ardía en llamas, si se había quedado unos minutos más inconsciente hubiera muerto quemado.
—¿A quién? ¿De qué me hablas?
—Su esposa, señor. A su esposa se la llevaron.
Escuchar esa noticia congeló el cuerpo de Ignacio, su sangre cayó a los pies y su rostro palideció —¿Qué sucede? —cuestionó Cameron. Las rodillas se Ignacio se doblaron, pero su amigo estuvo ahí para sostenerlo.
—Se la llevaron, Cameron —se sostuvo con fuerza de su amigo—. Se llevaron a Ana Paula —al momento que ese nombre llegó a los oídos de Milo, el corazón se le disparó en Miles emociones de terror.
—¿Quién se la llevó? —cuestionó con angustia. Ante el silencio de Ignacio, volvió a cuestionar—¿¡Quién se la llevó!? ¿Qué le pasó a Ana Paula!? —sin dar una respuesta a ese hombre, Ignacio salió de la comisaría como un torbellino. Una vez dentro del auto, un mensaje le llegó
Al abrir la imagen su corazón se aplastó. Era una imagen de Ana Paula atada de pie y mano en una camilla y con su enorme vientre descubierto, la imagen le dio un escalofrío a Ignacio, más cuando leyó el pie de la fotografía. "Brown, quiero que veas el nacimiento de tu hijo. En unos minutos este número te realizará una video llamada".
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Ignacio Brown
AcciónEn un oscuro submundo de la mafia, Ana Paula, se ve atrapada en una situación peligrosa cuando su madre decide apostarla para salvar su vida. Contra su voluntad, Ana Paula es sacada de su país y criada por un mafioso, él cual se convierte en su esp...