Parte 14

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POV DE ANA PAULA.

—¿Él? ¿Cuál él? —inquiero y sonríe de medio lado— ¿Hablas de Milo? —frunce los labios y levanta los párpados mirándome con esa mirada de asesino, aquella que me aterra. Paso gruesa saliva y digo— Milo no es policía, él es profesor de gimnasia. ¿De dónde sacas que es policía? —aprieto los labios mientras espero una respuesta de su parte. 

Si bien es cierto que Milo me dijo que me ganara la confianza de Ignacio no es porque sea policía. Él solo quería que consiguiera mi libertad, y ganándome la confianza de Ignacio pensó que me sería más fácil poder liberarme de él.

Pero ahora resulta que, no es que Ignacio me haya querido tener atada a él, si no que, solo me estaba protegiendo. Todo este tiempo me ha estado protegiendo, es mucho lo que le debo y haré todo para que crea en mí, porque no quiero irme, ahora no quiero irme, sé que solo a su lado estoy a salvo.

—¿Segura? —inquiere mirándome con intensidad. Al conectar mi mirada con la suya, mi pecho se eleva y baja cada cierto segundo.

—Ignacio —digo manteniendo el contacto visual—. Entiendo que todo esto te parezca extraño, porque hasta para mí lo es —sonrío al mismo tiempo suelto un suspiro— Pero no tengo ningún plan con nadie para destruirte. A Milo no le interesa saber de ti —vuelve a sonreír —. Él solo quería que obtuviera mi libertad, era la único que quería, al menos así me lo demostró.

—Alguna vez, ¿preguntó por mí?

—¿A qué viene esa pregunta? Te estoy diciendo que a él no le interesa saber de ti, ¿por qué crees que preguntaría?

—Porque soy tu esposo y él tu amante —intento levantarme, no obstante, su ancha mano atrapa mi muslo desnudo, pues contengo una mini corta. Ante ese contacto los bellos de mi piel se erizan. Me es imposible ocultar lo que provoca ese toque, pues la piel de mi pierna se puso como la de una gallina, y la mirada de Ignacio baja ella— ¡Responde! —pide con voz normal —¿Han hablado de mí? —suspiro y le retiro la mano de mi pierna.

—Hablamos de ti al principio —digo porque si hemos hablado de él.

—¿Qué te preguntó? —eran preguntas muy extrañas, no comprendía del porqué querer saber lo que hablé con mi ex.

—Dije que no quería hablar de mi ex.

—Solo responde lo que te pregunté y dejamos ese tema cerrado —su voz iba cargada de autoridad. No sé veía enojado, pero su voz me parecía que si lo estaba.

—No lo sé —digo queriendo acabar con esa interrogación—. Solo me preguntó por mis padres y a qué se dedicaban —muerdo mi labio y confieso—. Le dije que eras un mafioso —Ignacio asienta el mentón sobre la palma de su mano.

—Supongo que después de decirle eso no dejó de preguntar por mí y lo que hacía. ¿Cierto? —la verdad es que era mala para guardar información de conversación que me parecían no importante, y no tengo claro si pasó preguntándome sobre él o no.

—La verdad es que no recuerdo el tipo de conversación que tuvimos —suspiro al momento que lo veo empujarse desde las piernas con la silla hacia atrás, más cuando se levanta y se para delante. Manteniéndome la mirada descontrola no sé qué dentro de mí, paso gruesa saliva al momento que posa su mano en mis muslos y los separa para meterse entre mis piernas para quedar más cerca.

—Cuando uno ama de verdad no olvida nada de lo que hablo con la persona amada —mojo mis labios al sentir sus manos metiéndose debajo de la tableada falda. Tiemblo al momento que sus dedos aprietan mis caderas y me arrastra más a él.

Ignacio BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora