Parte 42: Maldita nostalgia

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Matt

Me siento tan angustiado, no sé qué hacer, por mi cabeza pasan miles de preguntas. ¿Quién fue el maldito que le hizo eso a Jannie?, ¿Qué razón tendrían para hacerle daño? y a que más me retumba en la cabeza, ¿Por qué no me lo dijo? Ella no tuvo la confianza suficiente de contarme lo que le había pasado sabía que algo me escondía pero nunca llegue a pensar que fuese algo así

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Ya amaneció y es un bello día, no sé si para Matt o para mí lo sea, pero lo que se ve afuera me gusta, el cielo está claro dejando mostrar ese bello color celeste en él, los pájaros cantan, la brisa sopla por los árboles, y desde otra perspectiva todo es hermoso.

Pero eso no significa que aún no esté mal, ya le dije la verdad a Matt, sé que no debí de esconderle eso a él, pero sé que no iba a reaccionar bien y no conmigo, sino porque se cómo es y sé que él va a querer buscar quien fue el culpable.

Ahora mismo solo quiero darme un baño, relajarme y tratar de no pensar en nada, para mi suerte no tendré que escuchar a Laura y Dylan en toda la casa, porque se fueron en un viaje de cinco días a recorrer Città Sant'Angelo que queda en Pescara un Municipio de Italia, ya llevan dos días por allá y ninguno de los dos se ha dignado a preguntar por nosotros, pero supongo que deben estar bien, por que piénsenlo a Dylan le gusta Laura, y sé que a ella también así lo niegue, no sé, que podría pasar, es un mundo lleno de probabilidades.

Abro el grifo del agua y dejo que la bañera se llene, cuando ya está lista me introduzco lentamente en el agua ya tibia, y dejo que mi cuerpo y mis músculos se relajen, toda esta situación me tiene un poco tensa. Cierro los ojos y no pienso en nada, pero se me es inevitable no sentir esa maldita nostalgia que me corrompe y entra por todo mi cuerpo.

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Ya es de mediodía, Matt está en la cocina haciendo algo de comer, le dije que yo lo haría pero el solo me dijo espera afuera, con un tono de voz que para mí no era ni enojo ni dolor, sino más bien muchas cosas que yo describiría como tristeza, rabia, impotencia; así que decidí salir y hacer lo que él me había dicho por más que yo quisiera ayudarlo, es que aquí la que tenía en parte la culpa de como él se sintiera era yo por no haber confiado en el me siento como la peor novia del mundo por no haber confiado en él.

-Toma hice esto para almorzar, espero te guste- dijo el con cierto tono de voz como ya les había contado

-Gracias- le dije dándole una tímida sonrisa

El empezó a comer y acto seguido yo también, ya iba por mi tercera cucharada cuando el de pronto soltó el vaso de tenedor que tenía entre sus manos y me dijo mirándome fijamente a los ojos

-¿Por qué?, ¿Por qué no me lo dijiste?-

Mi corazón comenzó a latir a mil por segundo, mientras se me hacía un nudo en la garganta y yo sin saber que decir, más bien como decir algo

-Es que. - Empecé a tartamudear -Tenía miedo-

-¿Miedo de qué?-

-A como reaccionarías- le dije casi en un suspiro

-Jannie, crees que yo iba a reaccionar mal en tu contra si lo que me importa es como estés tú y hacerle pagar a el imbécil que te hizo esto-

-A eso es lo que le tenía miedo, a lo que pudieras hacer a las locuras que puedas cometer solo por querer defenderme- le dije ya con un tono de voz más elevado

- ¿Y crees que no vale la pena defenderte de quien te haga daño? - me dijo tomando mis manos con suavidad para luego atraerme hacía el con uno de esos cálidos abrazos que él siempre me da.

-No estoy enojado contigo, si es lo que piensas no podría estarlo nunca en la vida, eres mi todo y me dolió mucho que no me lo contaras en un principio, pero te apoyare en esto, y no se te ocurra pensar que vas a salir de esto sola yo estaré contigo siempre, así tu no quieras yo estaré ahí, te lo prometo-

Sus palabras fueron como un susurro para mí en ese momento y para que mentirles también fueron un gran alivio para mi corazón.

-Gracias- le dije

- ¿Por qué me das las gracias? - me dijo algo confundido por lo que acababa de decirle

-Bueno gracias por todo, por estar conmigo siempre en todo momento- le dije tomándole de las manos

-Bueno de nada- dijo el dedicándome una sonrisa para luego darme un beso en la mejilla, haciendo que ellas se tornaran de un color escarlata muy fuerte

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Hoy es lunes, Dylan y Laura ya han llegado de su largo viaje, ahora que lo pienso estar acá ha sido muy bueno, hemos tenido cosas buenas y malas, como todo el mundo claro que lo de nosotros es algo más complicado, supongo, muchas cosas dependen de tanto, muchas cosas son importantes para mí, claro que contarle a Matt sobre lo que me hicieron era algo que no fue tan bueno que digamos, yo no se lo dije a nadie nunca, ni a mis padres, y decirle a él era algo tan difícil, en el momento no sabía por qué, pero después de nuestra conversación lo entendí todo, entendí que para que ocultarle cosas a la persona más importante de todo mi mundo, eso no tendría ningún tipo de sentido ni aquí, ni en ningún otro lugar, porque yo no tengo a nadie solo a él.

-Hola como está la chica más linda de todo el mundo entero-

me dice con cierto tono en su voz

-Bueno muy bien, y por qué de tan buen ánimo hoy- le dije casi tratando de controlar la risa que salía de mis labios

-Es que me gusta preguntar cómo está la persona que más amo-

Mis mejillas se tornaron de un color escarlata, él sabe que sus palabras hacen efecto en mí, pero, así como es el, sé que lo seguirá haciendo

Cuando de pronto me toma de las manos y me acerca a él casi susurrando las palabras en mis labios -Vamos te tengo una sorpresa-

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