"Superficialidad" Katsuki Bakugou x tn

R

Es hora de terminar y comenzar conmigo misma. Es hora de comenzar con el final.

-Tienes que ir a la casa de los Todoroki, será mejor que me vaya en otro auto y así puedas irte para llegar a tiempo.- le digo al separarme de él.

Sin responder a su disculpa, porque claramente es un no. Jamás perdonaré algo así.

Me siento extraña, es una mezcla de emociones que jamás había sentido en mi vida. Era confusión, miedo, enojo, tristeza, decepción y desesperación.

-Irás conmigo, después de todo esto, necesitamos pasar más tiempo juntos.

-Si así lo deseas, está bien.

-Por cierto, _____.- me voltea a ver

-Dime- le respondo sin voltear a verlo

En cuanto lo veo siento que me rompería de nuevo.

"¿Quisieras tener un nuevo comienzo conmigo e ignorar el pasado para crear un nuevo presente y formar un mejor futuro?"

¿No fue lo que me dijiste aquella vez, Katsuki Bakugo? ¿Por qué ahora eres así?

¿Qué hizo que cambiaras tu forma de pensar? ¿Hice algo malo acaso? ¿No soy suficiente ni capaz?

-Gracias por cubrir mi imagen.

-Es por esa razón por la que te casaste conmigo, ¿no?

-¿Por que dices eso?

-Antes de casarnos, tú dijiste que me querías por mi historial, que era el más limpio de todos. Que todas las demás mujeres mínimo han tenido alguna problemática, tanto ellas, su familia o quizás su empresa. Y que no pensabas manchar al Clan Bakugou.

-Así es.

-Y eso es lo que hago, uso cuellos de tortuga a pesar de estarme contradiciendo con lo que dije hace un tiempo. Todo para ocultar las mentiras debajo de una prenda.

-"El silencio es oro"- dice indiferente y comienza a sacar su teléfono y su iPad.

No tenía más opción que observar el camino. A pesar de todo, pasamos por paisajes preciosos y me distrae mucho ver a todas las personas. Es interesante pensar en como todos tenemos una vida tan diferente y, al mismo tiempo, tan similares. Todos tenemos problemas, aunque no todos tenemos los mismos.

Me pongo a pensarlo en como unas mujeres se puedes divorciar y yo no.

Si a nadie más le importo, no veo razón alguna por la que preocuparme por los demás.

Hicimos una parada y en eso se acercan dos guardaespaldas al auto. Le entregan una pequeña caja al rubio y cierra la ventana.

Mantengo la cabeza agachada y, gracias al sombrero, puedo observar discretamente sin revelar hacia donde dirijo la mirada. Veo como vuelve hacia a mí y trato de ignorarlo.

-Toma, es para ti. Lamento haber estrellado tu teléfono. Este teléfono es libre, no tengo acceso a absolutamente nada de tu información personal.