—Su nombre es Kowl, pero ya habréis deducido que no le gustan las presentaciones —dice reprimiendo una risilla—. A medida que os nombre por rango o por secciones, subid a la tarima y formad dos filas detrás de nosotros. ¿Queda claro?
Un vitoreo extraño nace de la boca de los Cuervos que me rodean, emocionados y espantados a partes iguales.
—Dhonos Saerendir y Kalya Phiana'rah, Guardianes de rango medio.
Una chica esbelta, de tez pálida y rasgos asiáticos, acompaña al tipo de antes. Lleva su extensa melena oscura recogida en una coleta, el flequillo recto por encima de las cejas y un uniforme bajo la capa similar al de él: pantalones y camiseta negra de un tejido flexible que favorece el movimiento durante los combates. Portan espadas en sus cinturones, además de arcos con flechas tallados en madera rojiza. Aunque me sorprende que, a diferencia de la vestimenta de los guerreros de Mhyskard, ninguno de ellos lleva armaduras consigo.
—Kirsi Kegelrich, Informante de rango menor.
Esta vez, es una joven de poca estatura la que camina hasta la tarima, enfundada en un conjunto de cuero tintado de blanco, bordados de oro que revelan la clase noble a la que pertenece dentro del Reino Khorvheim y una capa verde oscura que apenas le roza la cadera. A juzgar por la manera en que se aferra a la libreta que le cuelga del cinturón, debe ser ahí donde los Informantes relatan lo ocurrido durante las expediciones. Tengo entendido que hacen un juramento de contar la verdad y que, en caso contrario, se les castiga con la muerte.
Inspecciono a mi alrededor para examinar cuántos más parecen especiales como los que están ahí arriba en función de la vestimenta y concluyo que ha llegado la hora de que nombren a los «normales» porque la ropa de los que estamos abajo es casi idéntica.
—Gwyn Ikhellser, Sanadora de rango menor.
La chica rubia que hace unos minutos se carcajeaba con otra pelirroja forma fila y nos muestra una gran sonrisa risueña. Es la antítesis del que tengo a mi lado con olor a hierbas y bayas tóxicas.
—Thago Rhydalar y Mei Phiana'rah, sección de geología.
El entrecejo se me arruga. No es que mi memoria sea la mejor del mundo, pero juraría que la Guardiana y la geóloga comparten apellidos. Me cercioro de que no estoy equivocada cuando me percato de que también comparten rasgos asiáticos, aunque esta última tiene el cabello corto y oscuro recogido en un moño, y su cara de pocos amigos nos fulmina al colocarse en la tarima junto a Thago, que es el chico más corpulento de todos.
—Vera Crysller y Rawen Kasenver, sección de cartografía.
He intentado evitar que la mente me traicione desviando mi atención a Kowl hasta que Nadine dice mi nombre en alto y comienzo a encaminarme hacia ellos. Dirijo mis pasos tras Vera, la pelirroja, y siento de nuevo esa atracción que conecta mis ojos con los de Kowl como si fuesen imanes. De alguna manera, hay algo dentro de mí que responde a su presencia. Algo que jamás había sentido. Y en él no encuentro amabilidad ni la supuesta gratitud de la que ha hablado antes frente a todos, así que desvío la mirada al suelo cuando la suya, cargada de una anticipada amenaza, me deja claro la poca gracia que le hace mi presencia ahí.
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©Piel de Cuervo (PDC) ROMANTASY
Fantasía🖤PREMIO MEJOR HISTORIA EDITORIAL SUBMARINO🖤 Trece chicos y chicas están a punto de participar en una expedición rumbo a las profundidades malditas del Abismo. Solo hay un objetivo: cosechar la Flor de Umbra para el Príncipe Cuervo. O eso es lo que...