/ El cuaderno de Dalton /

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Todo esto es por ti

No podía dejar de pensarte
Te has vuelto parte de mi mente
De por sí, ya eres alguien importante
Alguien que a marcado mi presente
Incluso mi pasado, y espero, mi futuro
Amor eterno a ti yo te juro.

Soy tan masoquista
Lo soy tanto que eres la única en mi lista
La única capaz de hacerme trizas
La única que hace más felices mis días.

Dime, que me haz hecho, amada mía
Haces que quiera buscarte cada día
Aún cuando tú amor no es mío todavía
Quiero besarte, pero a veces eres tan fría.

Causas emociones que creí olvidadas
Cuando volviste aumentaron demasiadas
Y fue cuando supe que eras tú
Que siempre serías tú.

Incluso cuando tú me odies, yo te amaré.
Mi corazón seguirá siendo tuyo
Pídeme lo que sea, yo lo haré
Aún si eso me hace destrozar mi orgullo.

Nunca cambiaría mi amor por ti
Janneth, ¿Qué tengo que hacer por un sí?
O al menos dejes de fingir
No soy el único que está enamorado aquí
Porque tus besos no me dejan mentir
Ya solo dime qué me amas a mi
O seguiré rogándote a ti
Soy así de masoquista, así que dame un sí.


— ¿Crees que si fue demasiado, Gus? — le pregunta Dalton después de leer aquel poema que había escrito hace un tiempo para Janneth.

Su hermano simplemente se acerca y da una palmada en su espalda.

— No quiero decírtelo de malo pero eres tan cursi que das asco — Dalton chasque haciendo que a su hermano le da risa —. Estás dando todo tu amor a ella — se enseria está vez mirándolo con detenimiento — ¿No te da miedo?

— Si te soy sincero — Dalton se recuesta en la cama mirando al techo muy serio —, me aterra todo esto que siento porque se que es algo real. Estoy dándolo todo aún cuando me asusta está situación, pero no me arrepiento porque se trata de ella, Gus. Esto vale la pena porque es ella.

August lo mira de forma significativa, esto era algo que solo había podido notar en las películas de romance que con su madre veía. Dalton era la mismísima reencarnación de ese protagonista que se haría trizas solo por quién amaba, esos que aunque no eran elegidos se conformaban con ver feliz a su amada  y eso le asustaba más a su hermano, no quería que el saliera destrozado, pero aún así se resigno a apoyarlo.

— Conquistarás a Janneth, te tengo fe— le dice con una media sonrisa.

— Yo también la tengo — suelta Dalton en un susurro tratando de creerse esas mismas palabras.

Ambos cruzan miradas que solo ellos entenderían y se quedan tumbados en la cama contemplando el silencio que ambos compartían.

///

A quien iba engañar, necesitaba que ustedes supieran cuál era el escrito que había rememorado el señor Ben a Dalton en la cochera y pues este es, este es justo el poema por el cual Dalton se considera un masoquista y a estas alturas podemos confirmar que lo es.

Está parte pueden no tomarla en cuenta ya que no altera nada de la historia, solo la incluí porque pues una parte de mi quería hacerlo, pero ustedes pueden saltarla si así lo quieren, solo eso quería decirles.

El aroma a nuestros recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora