El aroma a nuestros recuerdos

Capítulo 1:«El Reencuentro»

Recordaba muchas cosas, por lo general de mi infancia. Lastimosamente eran recuerdos borrosos de personas e incluso momentos que yo sé que debieron ser importantes -o lo son- pero no soy capaz de verlos con la claridad con la que necesito para poder sentirme en ellos.

Tenía recuerdos borrosos de todas las vacaciones en las que viaje a la casa de mis abuelos en la playa, pero la mayoría de estos y los más vividos se remontan en mis ultimas vacaciones con ellos, cuando regrese a mi casa y ella ya no estaba.

Mi padre había ido a pasar los últimos días del verano conmigo mientras que mi madre terminaba su proyecto, pero cuando regresamos a casa la busqué en todos los rincones posibles, en cada espacio de la casa y lo único que encontré fue una nota que decía: "Lamento tener que irme , pequeña, pero es mejor que me vaya antes de que sufras aun más por mi culpa. Tu no tienes la culpa de nada, cariño. Si me voy es porque te amo y no quiero verte sufrir más. Tu padre te cuidará mejor que yo, yo estaré bien, se buena niña. Atte. Mami."

Por más que me dolió aquella nota, no fui capaz de desecharla, la guarde como un tesoro entre mis cajones sin planes de leerlo de nuevo, sería tan solo un recordatorio de que se fue y tal vez después de todos estos años ya no vuelva.

Me senté en mi cama un momento junto a mi maleta con aquella nota entre las manos que sin que yo quisiera había provocado que de mi una lágrima caiga. Enseguida la sequé y continué empacando mis cosas.

Hoy nos mudaríamos con mis abuelos y de cierto modo estaba entusiasmada de volver allí, tal vez así podría recordar las cosas con más claridad. Ese era mi lugar favorito en el mundo por tener una de las mejores vistas para apreciar atardeceres y amaneceres.

― ¿Estás lista, Janneth?― preguntó mi papá arrimado al marco de la puerta viendo mi habitación ahora sin los cuadros que lo adornaban antes, los cajones y los armarios vacíos para luego llegar a mi ― ¿Extrañarás este lugar?

¿Lo extrañaría?...

― Creo que no lo haré― cerré la ultima mochila arrastrando las demás conmigo fuera de la habitación―. Ya estoy lista, pa.

― Pues bien, vámonos, cariño.

Me ayudó con las maletas dejándome a mi solo una mochila. Voltee a ver por ultima vez la habitación susurrando un "Adiós" para ahora si cerrar la puerta y dejar el pasado de esta casa, dejar todo lo que me atormentaba aquí en California.

Mi padre se dispuso a conducir centrado en el camino mientras yo observaba cada espacio, cada rincón que había recorrido conforme había crecido. No había nada que pudiera extrañar de aquí además de Luna, pero ella entiende que debo ir con mis abuelos y aun así no dejaría de amarla. Se había puesto a llorar cuando le conté que me iba y por eso le pedí que el día en que me marchara ella no estuviera presente o lloraría yo también. No me gustaba la idea de llorar y menos cuando se que me estoy yendo de aquí por mi bien y el de mi familia.

Encendí la radio escuchando una de esas músicas de una banda vieja que le encantaba a mi padre y por ende a mi igual. A penas escuchó la primera nota y el no pudo evitar que una sonrisa adornara su rostro haciendo que al instante comenzara a cantarla. Mi papá definitivamente adoraba a Green Day con su vida.

Escucharlo cantar no era tan malo, lo malo era cuando me obligaba a cantarlas con el haciendo que sea imposible negarme.

Pasamos más de ocho horas en el auto, horas en las que mi papá me hablaba sobre el verdadero significado de cada una de las músicas que sonaba en la radio o simplemente las cantaba, horas en las que tres de ellas me quede profundamente dormida dejando que mi padre hablara solo, horas en las que dos veces paramos a buscar gasolina y comida, horas en las que ni vi mi celular porque se había quedado sin batería, horas en las que ansiaba ya llegar.