Quiero robarme a la novia

14 La unión hace a la fuerza

Nathalie y Emily están en un bar discutiendo animadamente, la rubia levanta la voz y la abogada la vuelve a sentar, ya que varios giraron en su dirección y no quiere demasiada atención.

   —¿Qué haremos? —dice la rubia.

   —¿Hacer? Ella fue bastante clara y está decidida, no va a casarse. Tendríamos que ir hablando a la gente del catering, el florista y todos los demás para cancelar, solo quedan cinco días.

   —Nat, tú y yo sabemos que es una locura lo que está a punto de hacer.

   —¿Lo es? Digo, tiene ovarios y va ir por lo que quiere, sabe los riesgos y ha tenido en cuenta y pensado todo. Quiere ser feliz Em y lo será, al lado de Avery.

   —¡¿Acaso te escuchas?! —Nat voltea el rostro y ella se sienta hiperventilando—. Es una locura Nathalie, tenemos que hacer algo. Cuándo Skylar la tiene cerca, no piensa ¿recuerdas la adolescencia? Se hizo amiga del imbécil de Yavery por ella.

   —El mismo imbécil con el que quieres que se case —ella levanta una ceja— ¿Acaso también te gusta Avery? ¿Cuál es tu interés en que ella se case si o si, con el imbécil que jamás soportamos?

   —No seas estúpida, no quiero que ella cometa un error —Nat pide un trago y le pregunta si quiere uno—. No, no puedo gracias, no me hagas esa cara, manejo genia —sacude las lleves del auto en sus manos.

   —Es algo irónico escuchar eso de gente divorciada. Quizás lo mejor es que no se case y se ahorrará todo el drama de la separación, creéme lo veo a diario.

   —No voy a quedarme de brazos cruzados.

   Emily toma las llaves del auto y se va, dejando a Nat en el bar con su trago y ya de por si medio ebria. La abogada levanta el vaso y brinda con su amiga que se marcha dándole la espalda furiosa.

   Al día siguiente Nathalie Kincaid despierta en la cama de un hotel, en ropa interior, sola. Se levanta y ve su ropa húmeda secándose al sol que entra por la ventana y le genera un dolor aún más agudo de cabeza que la resaca que tiene.

   —¿Qué pasó anoche? ¿Cómo llegué aquí? —flashes inundan su mente y u a persona aparece clara, Yavery Sinclaire— ¿Qué hice? ¡¿Qué diablos hice?!

   Sale apurada, con su ropa aún húmeda y con un olor a vomito y jabón mezclado en la tela, deja las llaves en recepción y recuerda que Emily se llevó su auto anoche. Compra unos lentes de sol, y sale llamando a su amiga, quién pasa a buscarla por el hotel.

   —¿Qué hiciste ayer? Esperaba que me llamaras y no lo hiciste.

   —Solo déjame en mis padres, Emily ¿Fuiste a lo de tus padres anoche? —la otra siente—. Me baño, me cambio y vamos a lo de Sky.

   Al llegar ven a Yavery afuera cargando la camioneta, Emily entra sin saludarlo y Nathalie estaciona, antes de entrar se acerca a él, por el otro lado de la camioneta.

   —Skylar no puede saberlo —le dice.

   Él sonríe, se le acerca tomándola del brazo y la lleva hasta el garage, acorralandola contra una de las paredes.

   —Sé más específica Nathy —ella lo empuja y ve la sonrisa de suficiencia en su cara.

   —Sabes de que hablo, de lo de anoche. Sé que recuerdas, no estabas tan ebrio cómo yo.

   —Me sorprende que tú te acuerdes —se le quiere acercar y ella lo empuja.

   —Que combativa, estabas mucho más predispuesta anoche y abierta —dibuja una sonrisa de medio lado.