11 La prueba del vestido

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Emily era algo extravagante para pedirle ayuda con lo del vestido, así que lo postergue hasta que Nat llegó, ya que es más discreta y ella si me ayudará a elegir. Ahora estamos ambas en la prueba, le mandé un mensaje a Avery pero ella no ha aparecido, ni respondido, no la veo desde nuestro casi beso hace tres días.

  Salgo con el segundo modelo puesto, cuándo ella entra por la puerta, y exhala al verme, compartimos una mirada, se acerca a mí sin sacarme el contacto visual de encima, es casi tan alta como su hermano. Se acerca rápido para extenderme la mano y ayudarme a bajar de la base.

  —Te queda wow —se queda sin palabras—. Bueno wow, no es una palabra.

  —No, no lo es —entonces ahí nos percatamos de la presencia de Nat y ambas rompemos el contacto de nuestras manos— ¿Te gusta —hace una pausa—, Skylar, cómo te queda? Mírate en el espejo —le doy la espalda a Avery, Nat la mira mal y ella se aparta para que mi amiga se coloque a mi espalda—. El escote te queda un poco bajo —levanta mis pechos desde abajo— y tendrían que arreglarlo un poco en las caderas —toca los costados—. Pruebate el otro que vimos.

  Me meto al probador, pero antes las veo cuchichear bajito, Avery le hace mala cara blanqueando los ojos y aparta la mirada. Nathalie le coloca la mano en el brazo y señala hacía dónde estoy en el probador, debería estar colocándome el otro vestido, pero quiero saber de qué hablan. Avery se coloca frente a ella y ambas están muy cerca, casi parece que podrían llegar a besarse, pero se miran enojadas con el ceño fruncido y Avery se aparta levantándose mientras Nat intenta tomarla y ella la aparta.

  Salgo y Avery ya no está en el salón Nat me mira apartando la vista de la pantalla de su teléfono.

  —¿Y Avery? —levanta una ceja y a punto de responder entra por quién pregunto.

  —¿Te gusta?

  Me pregunta mi amiga cruzándose de brazos. Volteo a verme en el espejo y los ojos cafés que tan bien conozco están clavados en mí a través del reflejo del espejo, me ven y luego bajan viendo mi vestido, sonríe y traga suspirando para apartar la vista. Nat se aclara la garganta y me encuentro con su mirada.

  —Tengo que salir un momento —dice la castaña y se va.

  —Cortenla Skylar, la dos —la miro—. Sabes de qué hablo, vas a casarte, sino termina con todo este jueguito de miradas y elige a uno, Yavery no se merece esto.

  —¿Desde cuándo te importa? Nunca te cayó bien.

  —No importa que tan mal me caiga. Pero este tira y afloje entre ambas está mal y ni hablar que se les nota.

  Ella sale frustrada tomando su teléfono, y me quedo sola. Avery vuelve antes que mi amiga y me mira, aún tengo al vestido puesto, congelada mirándome frente al espejo.

  —Te queda de verdad hermoso.

  —Gracias —digo intentando sonreír, saliendo de mi ensimismamiento.

  —¿Puedo acercarme y ver algo?

  Asiento, ella se sube frente a mí, me saca los anteojos, suelta mi cabello peinandolo, sus manos me tocan suaves y sus caricias son cuidadas, su perfume se siente bien. Abro los ojos cuándo deja de peinarme y me encuentro con su mirada, aliento cerca, sus pupilas dilatadas y su voz sale ronca.
 
  —Así te ves mucho mejor, como si eso fuera posible —acaricia mi mejilla y me gira el rostro a mi reflejo—. Serás la novia más linda que haya visto, él es muy afortunado.

  Se baja retrocediendo y la miro, me bajo del pedestal, la tomo de la mano y nos meto al vestidor, ambas tenemos la respiración agitada y no porque el trecho fue largo de correr. Avery Sinclaire fue mi segundo beso, y fue por lejos mejor que el primero, fue en ese preciso momento al abrir los ojos y verla cerca, que lo le dí otro beso siendo mi tercer beso, y ahora necesito darle el cuarto.

  —Sky...

  No la dejo hablar y la beso, ella me toma suavemente contra su cuerpo, acuna mi rostro en su mano derecha acariciando mi mentón, y profundizamos el beso. Sé, ambas sabemos que está mal, que tengo el vestido de novia puesto, que es para casarme con su hermano, pero no puedo apartarme de ella, rompe el beso y gira el rostro para volver a besarme, esta vez la danza de nuestras bocas y lenguas, dura más.

  —Sky, hace tanto tiempo que quería volver a besarte —se separa y apoya su rostro en mi hombro, ambas tenemos la respiración agitada—. Esto no está bien Skylar, vas a casarte con él y aunque sé que no debo decirte esto, porque es mi hermano y hay mucho más en juego aparte de su casamiento —levanta la mirada—.  No te cases Sky, por favor, no te cases.

   La observo con la respiración agitada y la beso antes de darle una respuesta.

  —No lo haré, no voy a casarme —ella sonríe—. Hablaré con él. Pero entiendes todo lo que... tus padres.

  —Ya cedí y te perdí una vez, ahora es mi turno de luchar por esto, si también quieres, claro ¿Qué me dices?

  —Que sí —sonrío—, que sí, claro que sí. Bueno quizás ya no quede muy bien mi imagen en este pueblo, pero sí.

  —Tengo lugar en mi departamento —me da un beso corto— y en una ciudad grande siempre se necesitan maestros.

  Noto entonces que no trae su cadena puesta, quizás la perdió mientras la arrastraba al vestidor, salgo asustada tratando de buscarla, pero ella me toma de la mano.

  —No perdí nada, es una etapa que ya cerré y necesito dejarla atrás para seguir, no puedo seguir cargando un matrimonio en mi cuello. Aparte ya firmé los papeles del divorcio hace unos días. Sky —la observó a los ojos, me había perdido por un momento en su boca— "Limerencia" estado mental involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona, hacía otra.

  —"Metanoia" del griego, es el proceso de transformación que cambia la forma de pensar de sentir, de ser o de vivir de alguien. Es lo que has hecho desde que volvimos a vernos.

   Me sonríe y va a acercarse. Quiero volver a besarla cuándo aparece Nat, y nos mira con el ceño fruncido seria.

   —Sí, ese es el elegido definitivamente. Le diré a la chica que te lo quedas y me voy, necesito hacer algo —mira su teléfono y nosotras nos separamos—. ¿Puedes llevarme Avery? Queda de pasada a la casa de tus padres y necesito irme ya.

  —Estoy en lo de Stella en realidad.

  —¿Qué haces en la casa de la profesora? ¿Sabes qué? No me importa. ¿Puedes llevarme si o no? —ella me mira y yo asiento.

—Vamos.

  Mi amiga sale apurada y enojada, mientras me meto al vestidor, Avery se mete rápido dándome un beso fugaz y se va con una gran sonrisa.

   Ya tomé una desición, y finalmente será ella. Sé que no va a hacer fácil, y no quiero lastimar a Yavery, pero más lo lastimaría como lo vengo haciendo, si al besarlo pienso en ella, si cuando lo tengo cerca quiero que sea ella, si aunque se parece a ella, no es ella. No es justo para ninguno de los tres, y yo no puedo tenerlo a ambos.

Quiero robarme a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora