19 Un giro inesperado

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   —¿Qué ves aquí? —ella mira seria la ecografía intentando encontrarle la forma.

   —No lo sé, honestamente no veo nada, solo diferentes tonos de grises y negros.

   —Es porque no hay nada.

   —¿Qué? ¿Lo... perdiste? —me mira con compasión.

   —No estuve nunca embarazada —sonrío y sí, me alegro de no estarlo, no es que no quiera hijos, pero no es justamente el mejor momento para tenerlos ni con la persona que quisiera tenerlos—. El doctor Baker me hizo análisis de sangre y tenía los valores normales, me dijo que es difícil pero un falso positivo puede ser posible, y el retraso de mi período se debe al estres de la boda.

   —¿Entonces?

   —Ya me bajó el período. Entonces voy a ser libre de irme una vez que termine este compromiso —tomo su mano y entrelazo nuestros dedos—. Sé que está siendo demasiado complicado y créeme que lo sé, pero si quieres.

  —Sí, quiero y aunque me muero por besarte. Prefiero que hagamos las cosas bien, cancela la boda y estemos juntas como corresponde ¿Qué me dices? —asiento y me conformo con besar su mano.

   Le avisamos a Stella que me quedo a comer y le aviso a Em que no iré. Lamentablemente se tendrá que aguantar a mi futuro ex prometido ella sola, claro que me manda un chorro de audios quejándose y advirtiendome que más vale que no esté con cierta Sinclaire.

   Ponemos música suave, ella estira la mano y nos mecemos, me abrazo a ella por su cintura y siento los acompasados latidos de su corazón y el aroma de su piel, ni siquiera nos hemos besado en la boca ni una sola vez desde que puso un pie en la casa y aunque muero por hacerlo, también puedo apreciar cosas como estás, su calor, el suave ritmo al que nos mecemos y la intimidad, que no tiene que ver con quitarnos la ropa, sino más bien con poder ser vulnerables y tener una certeza absoluta que la otra  en medio de la vulnerabilidad, no va a lastimarte. Así me he sentido siempre con Avery y supongo que ella conmigo también, ya que no recuerdo haberle visto reír con alguien más, que no haya sido conmigo, hasta teníamos nuestros propios chistes internos.

   —"Petricor" es el nombre que recibe la lluvia al caer sobre suelos secos —afuera la llovizna cae suave mojando los vidrios de las ventanas y ella abre una apenas para dejar entrar el olor que deja la lluvía.

   —Me gusta esto, así y ahora. La calma antes de la tormenta —le digo.

   —A mí también me gusta pasar tiempo así contigo —me acaricia la espalda y besa mi cabeza.

   Me separo un poco de ella para mirarnos, dibujo con la yema de mis dedos el contorno de su rostro y sonrió.

   —Ahora le veo sentido a esas fotos ¿Tú te has dado cuenta?

   Miramos ambas la mesita dónde descansan, las tomamos y a medida que las vamos pasando vemos como las imágenes cambian, también notamos a alguien más en la foto saludando a la cámara con un beso, es la directora de la escuela en ese momento, de la misma edad que Stella.

   —¿Crees que ellas? —miro a Avery quién se ha quedado callada un momento mirando seria la foto.

   —¿Dónde está Yavery?

   —Trabajando y luego iba a casa a almorzar como todos los días.

   Entonces lo veo, veo de quién hablaba David. En la foto Avery y yo nos miramos casi que ajenas a los demás, Nat la mira a ella y luego baja la mirada a sus manos juntas, Yavery me mira a mí y Emily lo mira a él, colocando una mano en su pierna, muy cerca de la ingle. Tomamos nuestras cosas, me subo a su camioneta, maneja a toda prisa a mi casa, llegamos y veo su camioneta estacionada, mucho más temprano de su horario de salida. Salgo corriendo, la puerta está entre abierta y no hay olor a comida, pero si escucho unos sonidos que conozco muy bien.

Quiero robarme a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora