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ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 ℭ𝔲𝔞𝔯𝔱𝔬
"Resfriados y visitas"

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A la mañana siguiente _______ amaneció en su cama como lo hacía siempre, pero ésta vez, algo había cambiado. No solo tenía un enorme deseo de no levantarse y quedarse durmiendo por siempre, sino que su nariz estaba rojiza y destilando mocos, su cabeza estimaban con el estruendo de mil tambores y su piel ardía como si se hubiera metido a la chimenea encendida. 'Genial' pensó 'Me he enfermado'.

El dolor del cuerpo apenas le permitió darse la vuelta en su cama, y con voz rasposa hizo intentos de llamar a su madre.

-Nana...- dijo, su garganta no le permitió hacer más que un murmullo doloroso.

-¿Iellig?- cuestionó su madre, entrando en la habitación. ______ agradeció a los Valar por darle un oído tan agudo a los elfos, de lo contrario, no la habría escuchado en absoluto -¿Está todo bien?

-Ú- suspiró la menor -Me duele todo. Creo que me resfrié.

-Oh, mi niña, era de esperarse- la elfa se sentó en la cama y acarició el cabello de su hija mientras la arropaba aún más con las cobijas -Siempre sueles enfermarte cuando llega el invierno, es normal.

-No es justo que ustedes nunca se enfermen- tosió la chica -Dudo que lady Arthiel lo vea como una excusa razonable para no ir al palacio hoy. Claro, como nunca le ha pasado...

-Yo me encargaré de hacerle saber, tendrá que entender- aseguró la elfa -El día de hoy quiero que descanses, te haré una sopa de pollo. Tu padre siempre decía que es la mejor medicina en un resfrío.

_______ solamente asintió, sintiéndose como una pequeña de nuevo al recibir tantos mimos por parte de su mamá. La elfa le dio un besito en la frente y se fue a la cocina, dejando a una ______ quejumbrosa y adolorida en su cama.

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Aquella misma hora, en el palacio del rey Thranduil, un príncipe se paseaba por los pasillos de su hogar mientras sus ojos se hacían de acá para allá en busca de cierta humana. Una sonrisa sutil adornaba su rostro, planeaba agradecerle por haber accedido a ser su amiga el día anterior. Después de todo, ser príncipe del Bosque Negro significaba no tener muchos amigos, por no decir ninguno, y Legolas estaba muy contento al respecto. El problema era que no la encontraba por ningún lado.

-Lady Arthiel- habló a la elfa en cuanto se la encontró -¿Dónde está ______? La he estado buscando pero no la encuentro.

-Alteza- la mayor reverenció -Aunque no lo crea la niña no vino hoy, supuestamente está enferma. Cosas de humanos, son débiles... aún no comprendo porque vienen aquí en lugar de quedarse con los suyos...

-Le voy a pedir que se abstenga de más comentarios como ese. ______ es una de nosotros- interrumpió Legolas, su mirada repentinamente severa fue suficiente para que lady Arthiel cerrara sus labios como si nunca los hubiese abierto. Sin más, el príncipe se retiró, aún conteniéndose de decirle a la elfa unas cuantas verdades.

Fue así como ahora, una media hora después, Legolas Greenleaf estaba frente a la puerta de una de las casitas de la aldea de su pueblo. Llevaba una canasta llena de cosas en una mano, mientras que la otra se alzaba cerrando el puño para tocar la puerta.

 𝙏𝙝𝙚 𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚 𝙒𝙝𝙤 𝙇𝙤𝙫𝙚𝙙 𝙈𝙚 || ᴸᵉᵍᵒˡᵃˢ ᴳʳᵉᵉⁿˡᵉᵃᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora