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"La enfermedad del bosque"

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Aquella misma tarde, no pudiendo contener su ira e impotencia debido a las acciones egoístas y desinteresadas de su padre, Legolas Greenleaf ya se encontraba junto a su mejor amiga, su cabeza recostada en su hombro mientras trataba de desahogarse. Era un asunto extraño, ese el de tener a alguien que escuche todos sus problemas y alegrías, pero le gustaba tanto que se preguntaba cómo había vivido tantos años sin alguien como _______.

-Creo que tengo una idea- dijo ______ de repente, logrando que el príncipe en su hombro alzara la mirada con curiosidad -La biblioteca tiene tantos libros, sé que muchos son medicinales. En alguno de ellos debe haber algo de información acerca de la enfermedad del bosque, ¿no cree?

En eso, Legolas se irguió completamente con una gran sonrisa plasmada en sus facciones perfectas, no gastando un solo segundo y tomando a ________ de la mano para correr con ella hacia la biblioteca.

-¡Eres una genio!- exclamaba una y otra vez.

Los guardias no titubearon ni un segundo al verlo, abriendo de inmediato las puertas y cerrándolas una vez que el par estuvo dentro. Entre ellos compartieron una mirada, el príncipe estaba tan diferente que parecía irreconocible para ellos. ¿Qué había hecho aquella humana con aquel frío, silencioso y sereno príncipe?

En fin, allá dentro de la biblioteca, el elfo y la humana buscaban por todas las estanterías cualquier libro de medicina que pudiesen encontrar. Luego de unos veinte minutos, ambos dejaron una pila de libros sobre una mesita, la cual era tan alta que no podían ver el rostro del otro a través de los libros.

Las horas pasaron, ________ ya ni se acordaba de su trabajo debido a la intensa búsqueda. El pensamiento de lady Arthiel buscándola por todo el palacio para regañarla, o del rey Thranduil esperando impaciente en su trono por un poco más de vino no la perturbó, sus ojos solo podían concentrarse en aquellas letras que sus ojos leían velozmente, su mente obligándolos a poner atención a cada oración y párrafo. Las velas que el par había colocado en la mesa ya estaban derretidas, un montón de cera desparramada y seca sobre la superficie de madera evidenció el tiempo de lectura tan extenso. Las llamas apenas y se aferraban a lo poco que les quedaba de pabilo, aún iluminando tanto como podían a pesar de tener los minutos contados.

En cuanto a la búsqueda de una cura para el Bosque Negro, poca información habían encontrado. Nada parecía satisfacer el hambre del príncipe y la humana por una respuesta, o al menos, ninguno de los libros de medicina que yacían desparramados en aquella mesa podían proveerla.

Legolas pareció impacientarse, sus ojos adheridos a las páginas que pasaba con desesperación y rapidez. Suspiró rindiéndose, apoyando en la mesa sus codos y tapándose el rostro con las palmas de sus manos.

_________ observó al príncipe con cierta lástima, queriendo más que nada encontrar aquella cura si eso lo hacía sonreír otra vez. De repente, sus ojos se desviaron a las estanterías de nuevo, no buscando nada en particular, un milagro, o sólo descansar de la luz del fuego, tal vez. Sea cual fuere la razón, un título en medio de los libros llamó su atención. Mucho más atrás que los demás, y para nada cerca de la sección de medicina.

Su corazón mortal aceleró sus latidos, un cierto temor acumulándose en su interior. Sus ojos se habían posado en la sección de brujería. La humana entrecerró sus ojos, levantándose para acercarse lentamente al polvoriento y descuidado libro, como si aquel título estuviera llamándola por su nombre. Legolas sintió la falta de su presencia en la mesa, y levantó la mirada con el ceño fruncido.

 𝙏𝙝𝙚 𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚 𝙒𝙝𝙤 𝙇𝙤𝙫𝙚𝙙 𝙈𝙚 || ᴸᵉᵍᵒˡᵃˢ ᴳʳᵉᵉⁿˡᵉᵃᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora