Estrella de la noche.

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Capítulo 14.

 Estrella de la noche.

Luego de todo lo que transcurrió la noche anterior, el conde apenas pudo dormir, por lo que cuando el demonio entró por la mañana a llevarle el desayuno lo encontró ya levantado y vestido, tan solo mirando las aguas de la ciudad bastante tranquilas a esa hora.

-Buenos días, joven amo. - saludó educado poniendo la comida en la mesita del balcón. -Esta mañana le ofrezco…

-Deja eso.- suspiró tomando asiento. -Sebastián, sobre lo de ayer…

-Y sigue sin cumplir su palabra.-

-Lo qué quería decir es qué… Lo lamento. No debí meterme en tus asuntos. Aunque te confieso que tampoco me hizo muy feliz enterarme de qué sentías o sientes algo por mi esposa.-

-Joven amo… Lady Elizabeth fue una mujer maravillosa, pero se que ella era su mujer. Una vez dicho esto, le quiero aclarar que jamás me referí a ella. Y si me disculpa,me retiro. Debo ir a la tienda del sastre para ver si consigo algo para que use esta noche.-

-Espera Sebas… - tomó al azabache por el hombro lastimado ayer, notando como sus ropas se mojaban al instante. -¿Por qué no se ha curado?- mostró su mano llena del líquido carmesí.

-Eso mismo quisiera saber. - respondió pensativo en un apenas audible susurró. 

-¿Qué dices?-

-Que no es asunto suyo. Ahora mismo lo arreglo. Si me disculpa, me retiro.-

-No puedes estar en esas condiciones si vas a cuidar de mí está noche.-

-Le repito, ahora mismo lo arreglo. Permiso.- salió ignorando a su señor.

Ciel por su parte se adentra a su alcoba yendo directamente al baño. Frente al espejo se quitó el parche notando su marca sin ningún cambio, claro a excepción de que era menos brillante… Al igual que su otro ojo. 

Imaginaba qué la razón era el luto por su viudez, después de todo bien dicen que los ojos son la ventana del alma, ¿No?


Frente al espejo del baño de servicio Sebastián aseaba su herida notando que no había iniciado el proceso de curación.

Hace unos años, aquello hubiera sido un simple rasguño que se hubiera curado tan pronto se arrancó el cuchillo, sin embargo desde hace poco más de 2 años su cuerpo había empezado a batallar para curar sus heridas.

Del cajón del mueble del lavamanos, sacó el botiquín para hacer la curación adecuada, lo cuál le permitió saber que necesitaría puntos para cerrar sin complicaciones.

Minutos después siguió con sus actividades, tan galante como siempre, sin rastros de lo qué sucedió. Al menos no perceptibles a primera vista. Ya vería la forma de investigar mientras su amo se encontraba en el baile de esta noche.

§§§§

-¿Blanco?- confundido el conde admiraba su vestimenta frente al espejo mientras el demonio tras él terminaba de colocar el parche a juego.

-El sastre insistió en qué es el último grito de la moda en Milán. Así que yo solo seguí su sugerencia. Si no le parece puedo prepararle un atuendo de los que trajo desde Londres.-

-No, no… Está bien. Tan solo me siento un poco extraño utilizando blanco… Esto ni siquiera en mi bo… Auch IDIOTA… ataste mi cabello.- sobó el lugar que había sido tirado en el nudo. 

La vida del viudo Phantomhive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora