Mudanza.

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Capítulo 8.

Mudanza.

»Flash back…

-El lugar donde me hospedé era precioso, mi habitación tenía vista al mar. Los atardeceres son simplemente preciosos. ¿Sabes? Me gustaría que pasáramos ahí nuestra luna de miel.- sonriente Elizabeth le contaba a su prometido sobre el lugar que visitó durante las vacaciones.

-Entonces Lizzy… ¿Venecia?- observó a su futura esposa que asintió más que feliz. -Creo qué podríamos hacer algo al respecto.- sonrió 

-Verás que no te vas a arrepentir Ciel. Es el lugar más bonito del mundo y quiero compartirlo contigo. Quiero hacerte feliz…

Fin del flash back.«

Esta mañana recibió las llaves de la casa que adquirió en Venecia, a la cual tenía pensado mudarse junto con su esposa para vivir al menos unos 3 años antes de tener a su primer hijo y con el volver a Londres.

Preparó todo, incluso trasladó la matriz de su empresa hasta dicha ciudad, todo con tal de verla feliz. 

-Si qué la vida apesta.- suspiró antes de dejar la llave sobre su mesita de noche.

Después de su último intento por terminar con su vida Sebastián había endurecido sus cuidados con él, al grado de mantenerlo cautivo en su alcoba, sin nada con lo que pueda hacerse daño, ni siquiera sábanas en su cama.

¿Trató de detenerlo con el contrato?

Cada día desde qué está cautivo, sin embargo el demonio simplemente lo ignoraba. La correa había perdido su efecto y el ya no tenía el control sobre aquel ente infernal.

Definitivamente la vida después de Elizabeth podía ponerse peor…

Aburrido volvió a su cama y allí se quedó meditando su patética existencia durante varios minutos hasta que llamaron a la puerta.

-Adelante.- ordenó el noble a lo qué segundos después entró la sirvienta junto con el pequeño Jack. -Joven amo, le llegaron estos papeles desde Italia. -

-¿Y Sebastián?-

-En la cocina preparando su comida.- 

-Bien, puedes retirarte. - respondió revisando los papeles ignorando al niño que recorría toda su habitación hasta qué tropezó y golpeó su cabeza con un mueble.

-Jack, ¿Te hiciste daño?-corrio a cargar al niño que en ese momento empezó a llorar. -Permiso joven amo.- salió de la habitación meciendo al niño.

Y sin saberlo, Jack había hecho por primera vez algo bueno por él.

Lo único qué Sebastián no le había quitado eran sus muebles, si con ellos podía terminar con su vida.

Se encerró en el baño y vió el mueble del lavamanos donde golpeó su cabeza varías veces hasta que empezó a sangrar y entonces el demonio de nueva cuenta apareció con aquella expresión de preocupación.

-Esto no puede seguir así joven amo.- habló el demonio cargándolo en sus brazos para dejarlo sentado arriba del mueble y poder curar su herida. -Un día de estos no voy a llegar a tiempo.-

-Eso espero.- respondió el menor. -Estoy harto de esto Sebastián.- se sinceró.

-Tiene que sobreponerse… Tal como siempre lo ha hecho. Tal como el alma que a… - calló. 

-Hablando de mi alma… Puedo notar que ya no tengo el control de nuestro contrato. Sebastián… Terminó, ¿No es cierto? Mi venganza está cumplida, solo basta que tomes mi alma. ¿Por qué no lo haces ahora?-

La vida del viudo Phantomhive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora