La vida del viudo Phantomhive.

No te merezco.

(▶️ la canción para una mejor experiencia)

Capítulo 17.

No te merezco.

Por primera vez en mucho tiempo realmente le alegraba despertar, poder disfrutar de un día, aunque no necesariamente se quería levantar de la cama.

Lleno de pereza se dió la vuelta quedando recostado sobre el pecho desnudo del demonio quien aparentemente dormía, con su mano izquierda lo acarició varías veces repasando todas las formas y pliegues de los qué tanto disfrutó anoche. Al menos hasta que un brillo dorado en su dedo anular llamó su atención.

Al instante el peso de su escasa consciencia hacía efecto y no hizo otra cosa más que levantarse de golpe de la cama llevándose la sábana consigo, logrando despertar al demonio.

-¿Pasa algo, mi señor?-

-Yo no... No debí... Por favor vete Sebastián...-

-Amo...

-¡Qué desaparezcas de mi vista! ¡Es una órden!- y corrió a encerrarse al baño donde importando poco que el agua estuviera helada tomó una ducha muy larga buscando borrar las huellas de lo qué sucedió anoche.

Mientras estaba en la tina amargas lágrimas abandonaron sus ojos. La había cagado en extremo.

Primero porque traicionó a Elizabeth al estar con ese demonio.

Y segundo, porque su mente empezaba a jugarle mal recordando su sentir en el pasado.

Mucho antes de interesarse en Elizabeth como mujer, sintió interés por su mayordomo como una pareja, aunque en aquel entonces solo lo vió como una pérdida de tiempo, después de todo se trataba de un demonio que por lógica no tenía sentimientos, además de que un contrato mortal los unía y en algún punto su amado se convertiría en su verdugo.

Si tan solo hubiera notado que no era así...

Quizá mucho se habría evitado.

Nunca soñó con tener una boda con él, mucho menos una casita o familia. Siempre lo definió como algo francamente estúpido, pero no le molestaba pensar en compartir su poco tiempo a su lado en largas charlas, quizá con pequeños besos. ¿No pedía mucho, o si?

Quizá sí... Por ello calló su sentir y prefirió conocer a su futura esposa mejor, tanto que mucho antes de siquiera pensarlo terminó por enamorarse de ella y entonces soñar con una enorme boda, una casa, niños suyos corriendo y disfrutando la vida hasta ser muy ancianos.

Le propuso matrimonio, planearon una muy linda boda y en secreto él preparó la mudanza al lugar preferido de ella en la tierra... O en el agua, al cual se mudarián para disfrutar sus primeros años como matrimonio... Un sueño que se vió frustrado cuando ella murió apenas saliendo de la iglesia como marido y mujer.

La vida desde entonces no ha sido fácil, aunque la suya nunca lo fue...

Prométeme que aunque yo no esté tendrás una vida muy feliz. Qué volverás a enamorarte de una buena persona...

No había día en que esas palabras de su esposa no se repitieran en su mente y lo torturaran...

Después de ella ya ni siquiera quería vivir y lo demostró con sus múltiples intentos de suicidio. Por otro lado, en los últimos meses viviendo en Italia descubrió que su sentir por su mayordomo difícilmente había cambiado...

Saberse querido por él había hecho un completo caos en su mente a tal grado que terminaron intimando lo cual sirvió para darse cuenta que nada había cambiado. Su corazón pertenecía a ambos.