La vida del viudo Phantomhive.

Preparativos.

Capítulo 1

Preparativos.

Desde aquella noche de navidad en la qué el conde Phantomhive se comprometió oficialmente con su amada los preparativos para una enorme boda iniciaron, aún cuando los contrayentes no han elegido una fecha, si desean que todo salga de maravilla por ello iniciaron todo con tanta antelación.

Incluso con los planes decorativos ahora que después de años una condesa vivirá allí.

-Creo qué este es mucho más lindo.- emocionada Elizabeth le enseñaba un muestrario de telas a su siempre distraído prometido. -¿Estás de acuerdo, Ciel?-

-Es muy lindo Lizzy, le dará mucha vida a esta casa ahora que te mudes.- respondió con una sonrisa tratando de disimular que todo ese tiempo disocio. -Deberíamos llamar a los decoradores para que empiecen a trabajar y que esté todo listo antes de la boda. Aún cuando no hemos elegido fecha alguna.-

-En realidad… Me gustaría que fuera en Mayo…-

-¿Ma-mayo? E-eso es en menos de 4 meses… Lizzy… Tú… ¿Estás embarazada?- preguntó el noble ligeramente aterrado. No era que no deseara ser padre. Solo creía que aún era muy pronto.

-¿Qué? ¡No!- respondió totalmente sonrojada. -Además hemos sido cuidadosos cuando… Y si ese fuera el caso, para mayo ya sería muy notorio mi vientre. - suspiró. -En realidad quiero que la boda sea en mayo porque todo es perfecto. El clima, las flores, la luz… ¡Todo es maravilloso!-

-Solo era eso… De verdad casi me muero pensando que tendríamos niños tan pronto.-

-¿No quieres?- preguntó la rubia nerviosa. 

-Claro que quiero… Al menos 3… Pero no en este momento. Creo que primero debemos acostumbrarnos a la vida de casados y entonces ya tener a nuestros niños.-

-Siendo así yo también creo que es lo mejor.- sonrió. -Oye Ciel, sobre lo otro… Creo qué es mejor esperar para hacerlo otra vez hasta que estemos casados. Ya sabes, para prevenir cualquier cambio.-

-Por supuesto.-

-Entonces prepararé algo magnífico para nuestra noche de bodas.-

§§§§

Algunos días después, con la fecha ya elegida, las invitaciones fueron enviadas a hacer.

Un día no muy particular de principios de Abril la futura condesa llegaba más qué feliz a la casa de su prometido donde ya trabajaban los decoradores alistando todo para su mudanza.

Emocionada recorrió su futuro hogar hasta llegar a la oficina de su prometido donde revisaba varios papeles de la compañía acompañado de su mayordomo.

-¡Las tengo!-fue lo primero que gritó la rubia llamando la atención de los otros 2. -Acabo de recogerlas en la imprenta. - puso sobre el escritorio la pesada caja donde llevaba sus invitaciones de boda.

-Lizzy…

-Les traeré algo de té.- intentó irse el demonio, sin embargo la rubia lo detuvo. 

-No te vayas aún Sebastián. Es más, al ser tú la persona que más ha cuidado a Ciel, quién lo crió prácticamente debes ser primero en verlas.- le entregó una invitación. -¿No son preciosas?-

-En efecto, My lady. Tal como se esperaba de su finísimo gusto.- respondió educado como siempre, aunque algo en su voz llamó la atención del noble. -¿Mayo?-

-¿Tienes algún problema?- respondió el conde abrazando a su futura esposa por la espalda, amenazando con la mirada al demonio.

-Ninguno, mi señor. Tan solo me sorprende su elección de fecha. - respondió con calma ignorando la actitud de su amo.

-Si, no muchos matrimonios se celebran en Mayo,  será una fecha muy original.- habló emocionada la rubia. -Y bueno Sebastián, ahora sí te aceptaré ese té mientras Ciel y yo alistamos las invitaciones.-

-Enseguida my lady.- se retiró el demonio dejando a solas a los futuros esposos.

-Entonces Ciel, hay que ponerlas en los sobres y tú tienes que poner tu emblema. ¿Puedes ayudarme?-

-Claro, solo dame un minuto. Recordé que debo hacer una llamada. Ya vuelvo.- salió de su oficina y caminó veloz hasta llegar a la cocina donde el demonio cortaba un par de rebanadas del postre que les llevaría.

-Joven amo, vaya sorpresa que es verlo aquí. ¿Desean algo en específico?- 

-¿Qué te traes entre manos exactamente demonio?-

-Un cuchillo.- hace énfasis en el objeto. -Creí que usted los conocía.-

-¡No hablo de eso! Sebastián, no creas que no me dí cuenta que la cara se te desencajó cuando viste la invitación a mi boda.-

-Imaginación suya.- respondió con total calma poniendo el agua caliente en la tetera.

-No me hagas ordenarlo.- posó su mano sobre su parche haciendo el amague de quitarlo. -¿Qué no te agrado?-

-Tan solo recordé lo que se dice acerca de casarse en el mes de mayo. Trae mala suerte.-

-Vaya tonterías que te preocupan. Te estás haciendo viejo demonio.- respondió con burla. -Sebastián, tu mejor que nadie sabe que no existe peor suerte qué la mía y aún así me he sobrepuesto a cada golpe de la vida. Tus creencias estúpidas sobre mi elección de boda no van a asustarme de ningún modo, Sebastián. Date prisa con eso…

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