Seguir viviendo.

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Capítulo 19.

Seguir viviendo.

-...Y esto.- con una mano enderezó el rostro del menor lo suficiente como para darle un muy tranquilo beso, sellando así el principio de algo nuevo floreciendo entre ellos…

Lágrimas abandonaron los ojos del conde conforme aquél beso se hacía largo. Se sentía feliz de tenerlo de nuevo. Otra vez eran Ciel y Sebastián y no solo el Conde Phantomhive con su sirviente.

Tan pronto terminó aquél beso se giró para poder abrazar al demonio y así se quedaron por varios minutos, disfrutando de su compañía.

-Joven amo… Por favor, jamás me pida que me alejé otra vez. No soportaría existir sino es a su lado.- pidió el demonio en un suave susurró en el oído del conde.

-Nunca lo haré… Y si llegará a hacerlo por favor ignora esa orden. Jamás me sueltes.- pidió el noble en el mismo tono que el azabache.

-Yes, my lord.-

Y tan pronto el demonio respondió, se fundieron en otro largo beso qué fue interrumpido por el sonido de la campana anunciando que el invitado había llegado. 

-Ignoralo.- pidió entre el beso, sin embargo el mayor se separó. -¿Es en serio, Sebastián?-

-Ante todo soy su mayordomo y mi deber es protegerlo a usted y su reputación. No puedo permitir tal falta de cortesía.- sonrió. 

-Aburrido.- suspiró. -Ve a recibirlo.- ordenó a lo que el mayor de inmediato fue a abrir la puerta para recibir a su invitado, Ciel por su parte soltó un sonoro suspiró antes de también salir de la cocina  hacía la entrada de su propiedad donde el demonio ya platicaba muy animado con el gobernador.

-Señor Rossi, muy buenos días.- saludó el conde con una sonrisa.

-Buenos días también para usted conde Phantomhive. - respondió el gobernador. 

-Es un honor recibirlo aquí.- sonrió el noble 

-El honor es todo mío conde.-

-Entonces, le pido qué me acompañe, Sebastián se esmeró preparando un montón de delicias para usted…


-Una delicia al igual que la vez pasada. Sebastián, mi propuesta para usted sigue en pie.- habló el gobernador Rossi una vez que terminó con todo lo que el demonio había preparado para el almuerzo. -El día en qué usted deje de laborar para el conde, venga conmigo, un restaurante que podrá dirigir estará esperándolo… No se moleste en responder, se qué usted le es completamente leal al conde y que eso difícilmente va a cambiar. Aunque si le soy sincero me llama mucho la atención el porque de su apego.- 

-En realidad eso es bastante sencillo de responder.- habló el conde llamando la atención de ambos. -Él está conmigo desde que tenía 10 años y asumí el título de mi padre. Sebastián ha sido el encargado de mi crianza…

-¿Como un padre?- inquirió el gobernador. Después de todo, lo que vió por la ventana de la cocina cuando pasó por ahí su góndola no era algo que una relación paternal permitiera.

-¡No!- se apresuraron a responder ambos.

-Interesante…

-¿Qué está pasando por su mente, señor Rossi?-

-Nada… Solo pienso que el amor joven es muy bello. - amo y mayordomo lo miraron confundidos. -Debo decir conde, que ahora comprendo mucho de lo que transcurrió la noche del baile. Su comportamiento, los celos que lo llevaron a romper la costosa copa.-

La vida del viudo Phantomhive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora