Felices para... ¿Siempre?

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Capítulo 4.

Felices para… ¿Siempre?

La novia lucía radiante caminando por el pasillo tomada del brazo de su padre.

-Cuida a nuestra Elizabeth con la vida muchacho.- habló el marqués cuando llegó hasta el altar donde el conde aguardaba por él.

-Siempre tío.- respondió el noble tomando la mano de su futura esposa.

-Tu padre estaría tan orgulloso como lo estoy yo.- sonrió. -Les deseo lo mejor…

La ceremonia transcurrió con normalidad, los contrayentes escucharon atentos el sermón del sacerdote mientras sus amigos les entregaban el lazo,  los centenarios y por último los anillos y finalmente la bendición del padre.

Oficialmente eran esposos, el conde y la condesa Phantomhive iniciaban su nueva vida juntos.

Tomados del brazo salieron de la iglesia donde todos sus invitados aguardaban por ellos para admirar su primer beso como recién casados.

-Te amo Lizzy.- susurró el conde para su esposa.

-Y yo a ti Ciel.- respondió sonriente la joven.

-¡Beso! ¡Beso!- gritaban todos los allí presentes, sin embargo todo lo que se escuchó fue el ruido de un disparó seguido de gritos e histeria.

-Ciel…

La novia apenas pudo pronunciar el nombre de su esposo al desplomarse en sus brazos víctima del disparo que de algún modo dió en su pecho.

-¡Lizzy!- con cuidado fue recostando a su esposa asegurándose de sostenerla sobre su pecho. -Tranquila mi amor. Estarás bien…

-N-no es así…- respondió con trabajos la rubia. -Ciel.- acarició el rostro de su esposo dejándolo manchado de su sangre. -Necesito que me prometas algo… Como mi última voluntad.-

-Lizzy…

-Prométeme que aunque yo no esté tendrás una vida muy feliz. Qué volverás a enamorarte de una buena persona, tendrás muchos hijos y morirás hasta que seas muy anciano luego de ver crecer a tus nietos.-

-No puedo Lizzy.- besó la mano de su esposa. -Sino es a tu lado no quiero nada.-

-Por favor… Ciel… Toda mi vida… Mi única ilusión fue devolverte la sonrisa. Hacerte feliz…

-Lo seremos Lizzy… Juntos…

Y haciendo acopio de una fuerza que ni él mismo sabía qué poseía cargó a su esposa y con ella en brazos caminó con rumbo al carruaje.

-Ciel… Prometelo… Te lo ruego.- habló con muchos trabajos la rubia.

-Lizzy… - besó su mano. -Te lo prometo mi amor.- 

-Te amo.- susurró ella con apenas un hilo de voz. 

-Y yo a ti.-

-Lizzy… Hija ya está aquí un médico…- se acercó el marqués acompañado de un ex compañero suyo del colegio. -Vas a estar bien.-

-Alexis… Conde Phantomhive… No puedo mentirles…- habló el médico. -Ella… No va a estar bien. -

-Salvala.- ordenó el conde jalando por la corbata al médico. -¿Quieres dinero? Te daré todo el mío con tal de qué la salves.-

-No se trata de eso conde.- empujó las manos del menor. -Es su corazón… La bala dió en él. Si quieren mi opinión profesional. Es momento de qué la dama esté rodeada de su familia y se despidan de ella.- habló el médico alejándose de la escena para permitir que la familia entera se acerque.

-No lloren…- habló con trabajos. -Gracias… A todos por estar conmigo toda la vida. Son lo mejor que Dios pudo darme. -

-Hermanita… - Edward acarició la rubia cabellera de la novia. -Eres el ángel de mi vida… Sin ti nada tiene sentido.-

-Lo tendrá… Tu esposa te tiene una noticia que debería darte después de la boda.- sonrió como pudo. -Se qué serás el mejor.-

-Elizabeth.- la marquesa beso la frente de su hija. -Te amo mi niña. -

-Y yo a ti madre… A todos.- tosió un poco. -Ci-Ciel… Aún no has besado a la novia.-

-Ay Lizzy…- 

Y el noble no pudo contener más sus lágrimas, sin embargo hizo acopio de todo su temple para besar los labios de su esposa durante sus últimos instantes antes de dejar este mundo.

-Lizzy… Mi Lizzy… Mi amor… Por favor no te vayas…

Rogó como nunca, pese a que toda su vida estuvo rodeado de la muerte, lo cierto era que nada le había dolido tanto como perder al amor de su vida, a su mujer…

§§§§

Al día siguiente el cortejo fúnebre escoltaba el féretro de la condesa Phantomhive siendo cargado por su esposo, su hermano, su padre y el mejor amigo de la pareja, el príncipe Soma quien lamentaba tanto como ellos la pérdida de la joven el día de su boda.

-Ciel… ¿Podemos hablar un momento?- luego del funeral la marquesa se acercó al joven viudo que solo asintió antes de alejarse de todos siguiéndola. 

-¿Qué sucede, tía Frances?-

-Siempre supimos los peligros que conlleva tu título. Si te soy honesta una vez que le entregaste el anillo a Elizabeth quise disolver su compromiso, sin embargo el temple de mi hija fue mayor, así como su amor por ti y ella quiso seguir adelante a lo que como madre no pude hacer otra cosa más que apoyarla. Ciel… Como madre… Tengo un favor que pedirte.-

-Por supuesto tía Frances, lo que desees.-

-Atrapa al que le hizo eso a mi hija.- pidió la mujer sin poder contener ya su llanto importando poco lucir débil. -Entregamelo para que pueda matarlo con mis propias manos.-

-Cuenta con ello. Te entregaré al responsable para que le des la peor muerte de todas.- respondió con su tono siempre altivo.

-Esperaré por ello…

††††

La vida del viudo Phantomhive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora