Imperio Aurora II

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Capítulo 25.

Imperio Aurora II.

Cuando era una niña, solía creer qué el entrenamiento impartido por su madre era doloroso… Eso definitivamente no se podía comparar a recibir tratamiento para recuperar su movilidad. Juraba que no había hueso que no le hubieran movido. Sumado a qué su delicado estado le limitaba mucho las cosas y la hacía agotarse de inmediato. Pero todo valía la pena por poder alcanzar a Ciel en Venecia y tener una hermosa vida juntos…

-¿Ciel volvió?- preguntó curiosa cuando una enfermera del centro la ayudaba a peinarse.

-Sí señorita. Aunque solo lo ví de pasada sé que era él. Su esposo es inconfundible.-

-¿Y cómo está él? ¿Sigue tan guapo como siempre?-

-Diría qué sí. Aunque lo noté más delgado que en la foto.- señaló el retrato en el buró junto a la cama de la rubia. En él aparecía ella muy sonriente abrazando a su en aquél entonces prometido.

-Y si Ciel volvió… Quiere decir qué el ya sabe que estoy bien.- sonriente se levantó de su silla y fue hasta su ropero en busca de algo más bonito que el camisón que vestía ahí. -Tengo que verme muy linda para cuando él venga a verme.-

-Y seguramente él no tardará mucho. Escuché que las flores qué pidió eran para llevarle a su esposa.- le animó la enfermera. -¿Qué le parece este color? - le mostró un vestido lila muy pálido 

-Y tiene un moño… Pero no tengo zapatos para eso…

-En realidad si tiene.- de otro mueble la enfermera sacó un par de zapatos blancos, algo que hizo a la chica sonreír.

»Flash back…

Con tan solo 3 días faltando para la boda, los futuros esposos no habían podido verse debido a todo el ajetreo de preparar cada detalle, lo cual al menos a Elizabeth la hacía sentirse triste, aunque eso era algo temporal pues el sábado serían esposos por fin y solo la muerte podría separarlos.

Con eso en mente, la novia sonrió mientras cepillaba su rubia cabellera.

-¡Lizzy!- la esposa de Edward entraba sonriente llevando una enorme caja. -Te acaban de traer esto desde la casa de tu prometido.- puso la caja en la cama. Al instante Elizabeth se acercó para revisar primero la nota llevándose una agradable sorpresa al ver qué se trataba de su Ciel.

Emocionada la joven abrió la caja encontrándose con un precioso par de zapatillas de tacón blancas adornadas por moños en la punta

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Emocionada la joven abrió la caja encontrándose con un precioso par de zapatillas de tacón blancas adornadas por moños en la punta.

-¡Son zapatos altos!- emocionada Elizabeth tomaba uno en sus manos. -¡Y Ciel me los dió!- pequeñas lagrimas de felicidad abandonaron sus ojos. 

Quizá para muchos era tan solo un par de zapatos, pero para ella significaban tanto, era una declaración de Ciel diciéndole que no caminaría 2 pasos atrás, sino a su lado como su esposa sin importar los comentarios.

La vida del viudo Phantomhive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora