Tu, mi pequeño gran amor

Capitulo 23: Pijamadas con el amor de mi vida

De repente, empezamos a quedarnos a dormir juntos, era maravilloso tener nuestras rutinas cotidianas juntos.

Dormir entre tus brazos me causa una paz y una tranquilidad inigualable.
Como si ya tuviera todo lo que deseo en esta vida.

Poco a poco esto se volvió un poco más rutinario, pero la emoción de estar a tu lado y los nervios de ver al chico que me gusta como si aún no fuera mío, no cambiaban.
Al menos para mí no, aunque llego un punto donde ya no veía esa sonrisa ni ese brillo en tus ojos que tanto te caracterizaba y que yo tanto adoraba, la razón por la que me enamoré de ti...
Pero todavía no llegamos a esta parte de la historia, me estoy adelantando.

La primera vez fue mágica, inesperada...
Que me preparas la cena, mientras me dabas besitos, que cocináramos juntos...

Ver películas era nuestro deporte favorito, incluso teníamos citas dobles con tus papás y
¡era increíble!
Te presté mi cuenta de Disney porque se lo mucho que te gustan los superhéroes
y comenzamos el maratón de ver todas las películas juntos en orden cronológico.
Además, empezamos una serie juntos.

A veces cambiábamos un poco la rutina y jugamos juegos de mesa e invitábamos a tus sobrinos.

Luego, ya cansados nos subíamos a tu cuarto y nos abrazábamos toda la noche.

Despertar y que lo primero que viera fuera a ti a mi lado y levantarnos con un beso de buenos días era como un sueño hecho realidad.
Los desayunos juntos también se convirtieron en una parte de mi rutina favorita.

No deseaba estar en otro lado que no fuera contigo.