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Deo

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Uno de sus pocos (el único) amigos de su infancia era Deo Moon.

El padre de Deo (Enel) y Hancock son muy buenos amigos.

Por supuesto, no dudaron en involucrar a sus hijos para que jugarán juntos.

Todo hubiese salido bien de no ser por el interés de Deo con respecto a Artemis, su querida hermana.

Oh, hello Gorgon twins! —saludó Deo al verlos, luego de varios años: —, and good morning ma'am!

—Buenos días, Deo —le dijo Hancock: —, cuánto has crecido, y continúas siendo el caballero de siempre.

—Yo diría payaso… —murmuró Adonis.

—¡Hola, Deo! —lo saludó Artemis, este se volvió torpe al instante, un modo: "Sanji" sin el toque pervertido.

—¡Artie! —dijo Deo sonriendo, soltó su celular: —, eh, ¡qué gusto volver a verte!

Adonis lo atrapó, lanzando se al suelo: su primer celular ni siquiera ha llegado a sus manos, y detesta ver a otras personas ser descuidadas con los suyos.

No obstante, a Deo no le importo mucho así que paso por encima del niño bonito, sin culpa o importancia.

«¡Agh–!», se quejó de dolor.

—¿Estás bien, Adonis? —le preguntó su querida hermana.

—S… Sí, e-eso creo…

—Eh, gracias por cuidar mi celular, viejo —le dijo Deo; tomó su celular. —. Que amable.

—Imbecil… —murmuró Adonis.

—¡Niños! —habló Hancock. —, vengan, les preparé un té helado.

—¡TÉ! —corrieron Artemis y Adonis, están a un paso de caer en el abismo del tártaro en dónde reinan treinta y cinco grados.

«Artemis no lo sabe, pero será mi esposa y la llevaré con mamá… », le susurró Deo en secreto a Salomé.

La serpiente rodó sus ojos, negando, con su cabeza y su lengua de fuera ante tales ideas del joven rubio.

«Estos niños… ¡No saben resolver una resta de fracciones, y ya pretenden hablar de líos románticos!», Rayleigh estaba celoso al ver la actitud de Deo sobre Artemis.

Al final… Es él quién está pagando el karma de cierto jefe de la mafia, y no es justo para su corazón a sus 68 años.

«Papá », Mari es esa vocecita de consciencia sobre Rayleigh: «, tranquilo…, son niños de doce años, trece respecto a Deo, pero es un niño… Es inofensivo para ti, preocúpate de Artemis cuando tenga dieciocho, un carnet de conducir e invente excusas para salir de fin con sus “amigas”. »

Esas sí eran verdaderas preocupaciones, y no simples celos pasajeros.

Pero esas preocupaciones tienen dueño y se trataba de la pobre madre qué, dudaba mucho del siguiente paso:

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