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Tierra de Dioses pt 1

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Atenas, Grecia…


—Uy, Adonis… Tú sabes que odio que te pelees.

—No fue mi culpa, ese idiota insulto a mi hermana. —se defendió Adonis.

—¿Insulto a Artemis? ¿Le dijo algo?

—Le mostró la palma abierta, mirá: así.

—¡Adonis, no hagas ese gesto tan vulgar!

—Perdón, mami.

—No debiste golpearlo —habló Tadd: —, se le notaba que era extranjero.

—Y dos damas hermosas estaban con él en su custodia —revoloteo Ilias. —. ¿Serán sus madres? 

—No lo sé, ¿por qué no le preguntas? —dijo Minos con una gran cucharada de sarcasmo en su rostro.

«Muy chistoso… », Hancock tiene una cita que atender con Emporio Ivankov, su gran amigo y diseñador.

Sin mencionar qué Cavendish Hakuba y su viejo amigo Enel, estarán en el restaurante junto a ellos:

—¿Estás segura de qué quieres ir, Artie? —le dijo su madre.

—No me quiero quedar sola con Adonis, y sus… oh… por… Zeus. —dijo Artemis con su mano en el rostro de Tadd.

—Me acabo de lavar la cara… —dijo Tadd con incredulidad.

—Yo te lavo el rostro cuando quieras…

—¿Disculpa?

—Artemis —habló Hancock. —, ¿no tienes que buscar tus zapatos?

—¡Sí, mamá!, ya vuelvo… —le dijo a Tadd en secreto: «¿Qué?».

—Se puede saber… ¡¿Qué diablos susurras con MI HERMANA?! —le reprochó Adonis al pelirrojo, en pose de pelea.

—¡Yo no le susurré nada!

—Eso no fue lo que vieron mis ojos, Tadd Sokratis.

—Eres increíble…

—Ya lo sé, ¡pero no me cambies el tema!

No lo golpees, no lo golpees, no lo golpees, no lo golpees… pensaba Tadd con grandes dificultades, era una idea muy tentadora.

—Adonis —lo llamó Hancock. —, Koby tiene dinero para una pizza, dependerá de ustedes que sea así.

—Deseo qué me molesten, señora, será una ganga traerles una pila de vegetales.

—¡Noooooo! —se lamentó Ilias. —, ¡todos a portarse bien, cómo sí fuera el Black Friday!

—¿Qué rayos es eso? —preguntó Tadd.

—¿Vives en una cueva ó no tienes laptop en casa? —le cuestionó Minos.

—¿Qué es una laptop? —preguntó Tadd.

—Estamos encerrados con un cavernícola, ¡Adonis!, ¡rápido!, ¡apaga el fuego!

Adonis apagó la TV que simulaba una gran fogata en el bosque.

«Qué raros son los niños, mami… », Artie se encargaría de estar lejos de esa manada, no del pelirrojo.

«¡Adiós, niños!», sus tías, Sonia y Mari; iban a asistir a la reunión de Hancock, junto con Artemis.

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