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'Objetivo: golpear al topo'

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—¡Luffy, ¿por qué Rob está aquí?!

La tía Nami era dura de roer, más sí se trata de sus lindos sobrinos.

—¡Nami! Ehhhh… Tranquila, ¿sí?

—Nada de "tranquila", ¡no permitiré que lo expongas, padre irresponsable!

—¡Tiempo fuera! —pidió Luffy cómo si fuera un juego, pero una ráfaga de puños cayeron sobre su cabeza.

La base de la familia “Monkey D” saltó de un lado a otro lado, de arriba a abajo con miles de súplicas por parte del padrino.

Rob no paraba de reír, sentado al lado de Robin, su madrina.

—¡Traidor! —le dijo Luffy a Rob: —, ay, ay, ya suelta, Nami, ay, ay, ay…

—¡Nami!, ¡oye!, ¿qué te pasa? Tu capitán no está totalmente sano.

—Pues él se lo busco al involucrar a Robbie en este problema. —dijo Nami.

—Tía Nami, no te preocupes, tendré la edad suficiente para ser parte del grupo.

—Ay, mi pequeño… No sabes lo que dices, este es un mundo peligroso, y mucho más con Luffy cómo jefe.

—¡Oye!

—Me deberás mil euros más por añadir al pobre Robbie en esto.

—¡¿Qué?!

—Tu deuda, tu sabes sí quieres darme más motivos para aumentarla.

—Te dejará sin mesada, papá. —habló Rob sonriendo, se está divirtiendo mucho.

—Me decepcionas, Robbie… Burlando las tragedias de tu viejo. ¡Mal hijo!

«Pum!», se ganó otro zape de Nami, pese a los reclamos de Chopper.

«¡Aquí el único mal hijo eres tú!», en las dos siguientes semanas será el cumpleaños del gran Jefe: Monkey D. Dragon.

Y el jefe Monkey D. Luffy no se ha dignado a llamarle, ni siquiera ha comprado un regalo para su padre.

Tal cómo el año pasado…

—Tsk… No me hables de ese tema, Nami.

—No podrás evitarlo otra vez, ¿recuerdas?

—Esta vez, no me darán miedo sus posibles sermones —aseguró Luffy. —, ni su cinto…, su cinto de… cu-cuero.

—Ah, no —habló Zoro con su amada katana wado: —, tú no me condenarás este año, ¿te has puesto a pensar en la vergüenza que yo siento? No podré ver a mi hijo a la cara.

—¡Jajajajaja! —carcajeo Usopp. —, eso fue lo más chistoso que ha pasado en mi vida entera, jajajaja.

—¡Aoooo!, that was hilarious! —exclamó el carpintero Franky, reventado en risas junto con Usopp.

—Fufufu, sí, lo fue. —concordó Robin.

—¡Basta! —exclamó Luffy. —, ¿pueden dejar de reírse? Algo muy serio podría pasarle a…

Luffy dejo de hablar, todos se encontraban pacientes por escucharlo acabar esa frase, ¿iba a mencionar a esa mujer?

—Eh —aclaró su garganta: —, ¿y dónde está Sanji?

—En Francia. —le dijo Nami.

—En Francia… ¿Qué hace allá?

—Presentarse con su quinto y único hijo varón. —le explicó Zoro.

—¡¿Qué?! —exclamaron Usopp y Luffy.

—Fufufu —rió Robin. —, Sanji y Pudding no pierden el tiempo cuando se ven.

—Pero Robin… ¿Cinco hijos? ¿A quién se le ocurre eso? —habló Nami.

—Yo tampoco estoy de acuerdo, yo no sería capaz de manejar tantos niños —le dijo. —, sin embargo, es su matrimonio.

—Bueno… Eso es un punto —dijo Nami. —, ¿y cómo se llama el niño?

Estamos hablando de todo menos del tema principal… pensó Jinbe con diversión.

—Charlotte Antoine Lancelot. —le dijo Zoro a su amiga y hermana, sorprendiendo muy gratamente a la pelirroja.

—Vaya… para ser tu rival estás muy bien informado de su vida privada.

—¿Te parece raro? Ese mocoso no tiene la culpa de ser hijo de Ero-cook.

—¡Jajajaja! —se carcajeo Rob, amaba oír los apodos que la banda se otorgaba.

—¿Lo ves? Hasta Robbie entiende mi punto.

—Robbie, no está bien burlarse de los que son tus nakama —le dijo Nami. —, aunque se trate de Sanji-kun.

—Pero el tío Sanji no es mi nakama, es mi tío como ustedes y el tío Sabo y el tío Ace.

Luffy, sonrió orgulloso de su hijo.

—Con más razón, no está bien burlarse de tu familia. —mencionó Nami.

—Pero mi papá lo hace siempre.

—Fin de la conversación —intervino Luffy, le tapó la boca a su Rob: —. Yosh! Vamos a esperar, hasta que vuelva Sanji, los quiero alertas de absolutamente todo... Nadie es confiable, ni siquiera Carrot u Bonchan.

—Entonces…, esperaremos a Sanji, hasta que regrese para hablar de esto, ¿es todo?

—No —negó él. —. Esperaremos a Sanji, y cuando regrese viajaremos a Atenas para saldar cuentas con ese hombre-huevo.

—¿Atenas? —repitió Zoro.

—¿Yo puedo ir? —preguntó Rob.

—No —le dijo Luffy. —, tú te quedas con tus tíos y el abuelo.

—Pero papá…

—Dije que no.

—Buuu… Qué aguafiestas.

—No entenderás una palabra de lo que dice esa gente, ¿o sí?

—Tú tampoco.

—¡No vendrás! —aseguró Luffy, no cederá a las rabietas de su hijo. El pequeño Rob salió de la sala de juntas junto a Robin, decaído y un poco molesto.

«Espero que está no sea excusa tuya para ir detrás de esa mujer», Zoro, sabía que Luffy podía enviar a quién sea de la familia, pero parece que quiere ir él personalmente.

Tantos años luchando contra el impulso de salir a buscarla…

Rob llegó a su vida y fue más fácil, pero esa figura tan hermosa no sale de su mente, se niega a salir…

Y últimamente… Era imposible. 

Medusa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora