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'Ira'

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Tres días después...

Roma, Italia…

Observando el sombrero de paja frente a él, recordaba la voz de su hija: «¿Papá? Soy yo, soy Artemis», escucharla decirle "papá" era una sensación que lo llena de felicidad.

De no ser porque…

«Yo… yo quiero decirte algo, pero no quiero que mami se enteré. », apretó sus manos de tan solo recordar, las apretó con fuerza.

«¿Tienes novio?», en ese momento… El jefe hubiese preferido mil veces más esa opción a estar muriendo de rabia y desespero.

Se encontraba en su “oficina” cómo un león enjaulado, no tenía a Robin para ayudarlo a calmar esa enorme sed de sangre.

«Hay… un monstruo… siguiéndome… me siento observada, y no me gusta. Yo tengo mucho miedo, papá.»

La llamada lo dejo en blanco, sus nakamas llevan horas tocando su puerta. Ni siquiera respondió a las llamadas de Sabo y Ace.

Tampoco a las de su hijo Robbie, ni a Dadan fue capaz de tomarle la llamada.

«Oye, Luffy… La vieja gorda de mi suegra ya murió, ¿sabes lo que significa? ¡Fiesta hasta que caiga la noche!», Sanji no lograba hacer que saliera por las buenas…

«¡Luffy, maldita sea!, ¡sal de ahí!, no se que rayos te dijo esa mocosa, pero estamos en peligro de guerra. ¿Sabes lo que nos espera sí Perospero u Oven ganan sobre Katakuri?», ese fue su segundo oficial, Zoro.

«¡No te refieras de esa manera a la hija de tu jefe, maldito marimo!»

«¡¿Y qué quieres que diga?! Escucha, Luffy: nuestro mundo se pondrá patas arriba en cuestión de minutos, ¡deja la depresión y ponte a trabajar!», Luffy suspiró… Ya casi era hora de la cena.

Tomó un “walkie-talkie” que Nico Robin les obsequio para que jugarán en la casa: «dile a Jinbe que venga.», fue lo único que dijo.

No añadió un "cambio" al final, realmente algo andaba mal con el capitán.

Lo suficientemente mal para que dejara sus juegos de lado. Eso termino por alertarlos e inmediatamente, llamaron a Jinbe.

—¿Quiere hablar conmigo, capitán?

—Necesito que escuches esto —le dijo Luffy al hombre más "serio" entre todos: —. Algo está pasando con mi hija, y no me gusta nada.

Jinbe, escuchó con atención las palabras de la niña…

Abrió sus ojos como platos al intuir lo que sucedía, «acaso… »

—Hancock… Ella me dijo que, un infeliz, un maldito hombre se obsesionó con…, y ayer mi hija me llamo diciéndome todo esto.

—Es horrible… pero Luffy, este es el trabajo de la policía de Atenas. ¿Lo sabes?

—¡Mis hijos son mi trabajo!, no de un grupo de inútiles que no pudieron encerrar a este infeliz que por poco… ¡Mi hija por poco fue tocada por ese depravado!

Zoro y Sanji, quienes escucharon todo con su oído pegado a la puerta, se sintieron en completa vergüenza y rabia, ¿cómo puede alguien intentar hacerle algo así a un niño?

Ellos saben que tipo de “““personas””” son capaces de semejante barbaridad.

Después de todo, Hinata (hijo de Zoro) fue una víctima… y por suerte, Momo y Kin se encontraban ahí para ayudar al niño.

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