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Me arrodillo ante ti, preciosa. Te cedo mi poder, mi dinero y a mi por completo, para que hagas con todo ello lo que tu corazón decida.

—Duncan Smirnov.

Ava:

   Dios mío.

   Siempre he deseado tener un pastor alemán.

   ¿Cómo él lo supo?

    Los perros caminan hacia mí lentamente.

   Son tan bellos que mis ojos no se despegan de ellos.

    —Stop —dice Duncan con voz de mando haciendo que los perros se detengan—, siéntense —los perros se sientan—. Estos perros están amaestrados solo para que te cuiden y te den todo el cariño que no me permites darte y si fuera poco te he comprado un caballo y un vehículo que tendrás que ir a verlo por tu cuenta. —me da un beso en la mejilla—. Estos regalos son por tu cumpleaños que sé que es mañana. Feliz cumpleaños mi amor.

    Dios.

   Mi cumpleaños.

   Ya lo había olvidado. Es parte de mi pasado. Nunca tuve un cumpleaños, no hace falta decir que mi infancia no fue la más hermosa al vivir en un orfanato y cuando pensé que sería feliz porque una señora me adoptó, murió de repente, lo que me hizo caer en el mundo tan bajo de donde vengo.

    Aún no sé cómo es que Duncan sabe que cumplo años hoy. Ni siquiera el burdel tiene el año correcto y el dia de mi nacimiento, absolutamente nadie sabe que hoy 31 es mi cumpleaños.

   La emoción circula por mis venas y al ver como él hace todo esto por mi, me hace no medir mis actos por unos segundos, lo que me impulsa a abrazarlo.

   Duncan no me abraza automáticamente, puede que pensara que no me abriría con él en mucho tiempo, pero esto que ha hecho, ha cambiado las cosas un poco haciendo que las vea desde otra perspectiva.

   Lentamente Duncan desplaza sus manos por mi espalda y en mi pensar, creí que él dejaría sus manos en mi espalda baja, pero él descarado y aprovechado continua sus manos hacia mi trasero y con sus dos grandes manos, aprieta mis nalgas.

   Un jadeo involuntario sale de mi, lo que hace que intente alejarme de él, pero Duncan no me lo permite, sosteniendome muy bien.

   Alejo mi rostro de él, no mucho ya que todavía estoy pegada a él y la vista de su sonrisa y un prqueño sonrojo en su mejilla me deja loca y sin ideas.

   Duncan es realmente el hombre mas hermoso que podría conocer.

   Su cabello negro.

   Sus ojos color café.

   Esas diminutas pecas que lleva en su mejilla.

   Su nariz fina.

   Su barbilla y por último, pero no menos importante y esos labios tan carnosos, es algo delirante de ver y desear.

   Wow. Es lo único que puedo decir al mirar a este hombre de cerca.

    Y cabe resaltar, que cuando abre su boca y sonríe, no hay nada que no quisiera más que abrir mis piernas para él, pero él miedo me hace cohibirme de ese deseo tan deseado. Sé que debería confiar en él, después de todo me ha tratado bien en estos pocos dias que he estado permaneciendo a su lado.

   —Yo... te quiero dar las gracias, Duncan... —menciono tartamudeando.

    Él me mira expectante a algo más, mientras carga una hermosa sonrisa que me hace pensar en que tal vez está deseando un beso y sus ojos lo delatan porque loa desvía para mirar mis labios.

DESEO CARNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora