2.

7.8K 549 70
                                    

  Eres el fuego en el que quiero arder...

—Crystal Cassanova.

   AVA:

   Mis ojos se mantienen mirándolo, hasta que él se acerca más a mi, agarrando mi codo, provocando que me acerque a él.

   —Yo soy tú salvación y pronto seré tu perdición, Ivanova...

   Mi corazón palpita aún más rápido después de escuchar sus palabras.

   Tengo miedo, tengo temor de vivir el mismo infierno con él, similar al que he vivido con Victor todo este tiempo.

   Mis ojos se desvían al cuerpo entumecido de Victor. Nunca pasó por mi mente en ningún momento verlo muerto, en mi mente ya todo estaba claro, pero este hombre vino a cambiar el orden de mis cartas, nublando las pocas esperanzas que tenía de escapar de este sucio infierno; él de ser una prostituta.

   Retrocedí dos pasos y él echó dos hacia delante.

  El pánico entró en mis venas mientras en mi cabeza buscaba una salida que esta vez si me funcionara.

   —Yo...

   Me detuve. Las palabras no lograba articularlas.

   —¿Yo, qué? —preguntó él interrumpiendome con un timbre de voz que me hizo querer esconderme, además, de una leve sonrisa en su rostro que me informó muy bien que él no es nada bueno.

     Respiré fuertemente intentando que las palabras vinieran a mi mente.

     —Si crees que seré tu prostituta, estás... muy equivocado. —amenaze queriendo que él se sintiera atemorizado por mis palabras, no por mi tono que me ha dejado en vergüenza al tartamudear.

   Él, sin embargo, mantuvo su sonrisa mientras me miraba fijamente, pero esta vez se agrandó más y su corto cabello negro, más su sonrisa le dieron un toque diabólico que antes no había notado.

   Lo sé, tengo el presentimiento de que si antes estaba mal, ahora estoy peor.

    No sé quién sea este hombre, pero no es de confiar y presiento que lo que he sufrido, va hacer poco en comparación con lo que me espera.

   Di dos pasos más hacia atrás y me giré para empezar a correr.

    —Te recomiendo no intentar escapar de mi..., de igual forma, te encontraré, Ivanova... —sus palabras hicieron que mis pies se detuvieran inmediatamente.

   Trage en seco y rasque mi mejilla nerviosa por lo que tendría que hacer.

    —Hazlo —ordenó con voz de mando—. Girate y mírame a los ojos. —espetó tajantemente.

   Acaricié mi cabello y al final de todo, terminé obedeciendo su orden.

   Cuando me giré, fijé mis ojos en él y en su rostro se creó una sonrisa, justamente igual a la de hace unos segundos atrás.

    —Eso es, buena chica... —expresó con un tono áspero, el cuál sonó como si estuviera complaciendo sus deseos.

   Mi mirada no se desvío de él en ningún momento. Me mantuve hipnotizada viéndolo hasta que él se acercó a mí, agarrando mi cuello como si sus manos fueran un collar.

    —Ya no serás una prostituta, ahora eres mía, de mi cuerpo, de mis deseos y de mi polla. —mencionó tales palabras con fuerza, al mismo tiempo que con su mano en mi cuello, me acercó bruscamente a su cuerpo, mientras su boca se posicionó a tan solo un centímetro de la mía.

DESEO CARNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora