44. My decision

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Harua se encontraba en la sala de danza, concentrado en los movimientos fluidos de su presentación, cada giro, cada paso, era una manifestación de su dedicación y pasión por las artes escénicas, la música llenaba el espacio, y por un momento, todo lo demás desapareció mientras seguía los pasos de la clase del día.

De repente, la puerta de la sala se abrió, y Maki entró en silencio para colocarse en una esquina, Harua lo observó desde el espejo, su figura alta y fuerte contrastando con la delicadeza de su propio cuerpo, no hizo más que provocar que su corazón empezara a latir con fuerza, los nervios lo invadieron de inmediato, sin embargo intentó mantener la compostura y seguir con su rutina, pero la presencia de Maki lo desestabilizó.

Su mente se llenó de pensamientos sobre su última interacción con él, y sus movimientos empezaron a perder la precisión. Justo cuando intentaba un complicado giro, sus pies se enredaron y perdió el equilibrio, provocando que Harua cayera al suelo con un golpe sordo, la música continuando como un contraste cruel a su caída.

El castaño se quejó levemente mientras permanecía en el suelo por unos segundos, incorporando la parte superior de su cuerpo, cuando Maki apareció de repente, con algo de preocupación en su rostro.

—¿Estás bien?

—Sí... solo me distraje —Murmuró él completamente avergonzado, por lo que intentó evitar la mirada del menor.

Maki extendió una mano para ayudarlo a levantarse. Harua, aún nervioso, aceptó la ayuda, sintiendo el calor de la mano del menor, sin embargo, este lo soltó de inmediato una vez que estuvo de pie, por lo que Harua se dispuso a ir a la mesa de música para detener la canción y tomar sus cosas rápidamente.

—¿Ya te vas? —Quiso saber Maki al verlo tomar su mochila del suelo.

—No esperaba que alguien viniera...

—Tengo clase aquí en unos minutos, por eso vine, no pensé que te molestara que estuviera aquí —Dijo el menor encogiéndose de hombros mientras veía al chico hacer una mueca al tocar su brazo—. Whatever... ¿Seguro que estás bien?

Harua asintió, evitando la mirada de Maki.

—Sí, solo fue una torpeza momentánea. —Aclaró él mientras levantaba su mano al ver al menor acercarse unos cuantos pasos—. Estoy bien, me iré ahora.

—Todos estos días haz estado huyendo de mí...

La calma en la voz de Maki hizo que el corazón de Harua latiera aún más rápido. Dándose cuenta de que, a pesar de su frialdad habitual, Maki en realidad estaba pendiente de él porque de lo contrario no hubiese sido capaz de verlo marcharse casi a escondidas. Pero eso solo hacía que la situación fuera más complicada y dolorosa.

—Solo intento no incomodarte y no lastimarme a mí —Aclaró él sonriendo algo apenado, inclinando un poco su cabeza para luego darle la espalda al menor.

—No me incómoda tu presencia, me incómoda saber lo que sientes por mi —Murmuró Maki algo cauteloso.

—...Exactamente por eso lo hago, no quiero que mi presencia sea una razón para que te comportes como un idiota conmigo —Acotó Harua haciendo una mueca con sus labios mientras volteaba a verlo, sorprendiéndose al verlo detrás de él, por lo que sin poder evitarlo, sus ojos se encontraron con los del menor.

—La última vez me trataste de cobarde, pero hay muchas cosas que tu no entiendas —Dijo el menor haciendo una mueca, sosteniendo la mirada del mayor, notando lo nervioso que le había puesto su cercanía, por lo que decidí dar un paso atrás—. Ahora el cobarde eres tú, estás huyendo de mí...

—No sé lo que quieres, Maki, pero sé que no puedo cambiar lo que siento, y tampoco puedo cambiar la forma en que tú te sientes al respecto —Aclaró Harua frunciendo levemente su ceño mientras miraba al menor con algo de confusión.

—No me siento de ninguna forma que a ti te resulte beneficiosa... —Acotó Maki con una postura firme, aunque parpadeando levemente con algo de nerviosismo.

—Eres un completo idiota —Murmuró el mayor sonriendo con sus ojos levemente cristalizados—. Me haces ver como si lo único que quisiera es que correspondas mis sentimientos para hacerte daño...

—El amor lo único que hace es lastimar, Harua, puedes sentirte feliz por un instante, pero al final todo va a terminar mal, para los dos, alguno por el remordimiento y el otro destruido...

—¿Estás... realmente traumado verdad? —Intervino Harua sin comprender al menor.

—¿Eh?

—Creer que el amor entre dos personas solo te llevará sufrir, que todo saldrá mal... ¿Qué clase de relaciones has tenido como para que pienses así?

—No he necesitado tener alguna relación para darme cuenta de eso —Murmuró Maki desviando su mirada por unos segundos, algo apenado por las palabras del mayor—. Creo que tu tienes una idea equivocada al respecto.

—Creo que me equivoque en la imagen que tenia de ti...

Harua soltó una pequeña risa, enseñando sus grandes dientes por unos segundos mientras acomodaba su mochila, llevando una mano a su rostro para deslizar el dorso de su mano sobre su mejilla cuando una rebelde lágrima cayó por su mejilla, rendirse con Maki era algo que había hecho desde que este lo había descubierto, sin embargo, los encuentros así no le resultaban para nada agradable, la frialdad y honestidad con la que el menor hablaba no solo lo heria, sino que lo desconcertaba por completo.

Maki observó a Harua en silencio, notando cómo la risa del mayor rápidamente se desvanecía, reemplazada por una melancolía evidente. Harua se veía frágil, pero a la vez intentaba mantener su compostura, como si estuviera acostumbrado a ponerse esa máscara frente a Maki.

—Harua... —Comenzó Maki, sintiendo una punzada de culpa al ver la lágrima correr por la mejilla del otro.

Quiso decir algo más, pero las palabras no salían como esperaba. Estaba atrapado entre su propia frialdad y el remordimiento que lo carcomía por dentro cada vez que lastimaba al mayor. Harua, sin embargo, se limitó a sacudir la cabeza, tragándose las emociones que amenazaban con desbordarse, deslizó el dorso de su mano por su mejilla, limpiando la lágrima que caía.

—No te preocupes —Murmuró, su voz un poco más suave de lo habitual—. Me equivoqué contigo. Creí que detrás de todo ese hielo, había alguien... diferente. Pero tal vez, simplemente, eres así.

Maki sintió que algo en sus palabras se rompían, no quería que Harua pensara eso, pero tampoco sabía cómo desmentirlo. Se quedó inmóvil, apretando los puños en frustración.

—No es que no me importe, Harua —dijo, aunque la voz le salió más débil de lo que esperaba. No estaba acostumbrado a mostrar vulnerabilidad—. Es solo que... no sé cómo manejar lo que tú sientes por mí. Me desconcierta, me incomoda, pero no porque seas tú...

Harua lo miró, sus ojos todavía brillantes por las lágrimas contenidas, y Maki sintió que las palabras se le atoraban en la garganta, más no continuó, no podía admitir en voz alta el verdadero motivo: el miedo y las expectativas que lo ataban.

—Olvida esta y cada uno de nuestros encuentros... —Harua continuó, casi en un susurro—. Intentaré no aparecer en tu camino, intentaré que ni siquiera notes mi presencia...

Maki lo miró sin saber qué decir, quería que Harua lo entendiera, pero al mismo tiempo, deseaba protegerlo del desastre que podría llegar a ser si alguna vez se acercaban demasiado, pero ahora, viendo a Harua luchar por mantenerse fuerte, la idea de seguir alejándolo lo llenaba de una tristeza que no había previsto.

—Yo...

—No voy a acercarme a ti, ni siquiera volteare a verte por error —Dijo Harua con una pequeña sonrisa que no llegaba a sus ojos—. No te preocupes por eso.

Y con eso, Harua ajustó su mochila sobre su hombro y salió de la sala de danza, dejando a Maki con sus pensamientos y el peso de una conversación que no sabía cómo continuar.

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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