Ágape: concepto griego que expresa la forma más pura del amor. Es un amor que tiene como prioridad el bienestar de los demás, es decir, supone aceptar al otro indistintamente de sus imperfecciones.
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Elara Ortiz no...
Para un próximo capítulo; ⭐️ Votos: 350 💬 Comentarios: 110
Esto lo hago porque necesito que Ágape crezca y creo que puede tener muchísimo apoyo más del que tiene, además que me ayudaría a mentalizarme y ver qué queréis actualización.
Si veis que ha llegado a los mínimos y no lo he subido será que aún no lo tengo terminado, pido calma porfavor...
Gracias por leerme ❤️
pablo gavi:
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Los gritos y risas de mis primos pequeños me hacen sonreír a mi también. Ela está jugando con ellos en el jardín y no puedo evitar que se me acelere el corazón al verlos a los tres mientras se ríen.
Hemos comido toda la familia en mi casa y ahora a las seis y media de la tarde estamos de sobremesa aunque los más pequeños sean incapaces de estar quietos.
—Juan, deja de tirarle del pelo a tu hermana que luego se cabrea.—le dice mi tía Almudena a su hijo haciendo que todos nos riamos.
—Venga, se acabó la fiesta que los dos estáis muy alterados.—les dice Ela con la respiración agitada mientras los coge a ambos en brazos y los tres vienen hacia la mesa donde estamos todos. —Y yo voy a terminar con agujetas de tanto correr detrás de vosotros.
—Se te dan muy bien los niños, Ela.—le dice Juanma con una sonrisa. —¿Tienes hermanos pequeños?
—Que va, tengo uno mayor que es como si fuera el pequeño.—dice con tono burlón mientras se sienta en la silla de mi lado con una sonrisa mientras habla con Juanma. —Siempre quise tener un hermano pequeño pero a mis padres ya les llegó con tenernos a mi hermano Víctor y a mi.
—No te recomiendo lo de tener un hermano pequeño, es un auténtico coñazo.—dice Carmen mientras teclea en su móvil.
—Habló la más indicada, que papá dice que estás en la edad del pavo y no hay quien te aguante.—le responde su hermano Adrián.
—Yo no he dicho tal cosa...—responde mi tío Rafa con una sonrisa burlona haciéndonos reír.
—Primo Pablo.—me llama Marta viniendo hacia mí haciendo que la coja para ponerla en mi regazo. —¿Cuando voy a poder ir a Barcelona a verte a ti y a Ela?
—Eso se lo tienes que preguntar a tus papás, mi tesoro.—le digo con cariño mientras la abrazo contra mi. —Pero cuando vengas los dos estaremos encantados de verte.
