Capítulo 8

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elara ortiz:

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Abro la puerta de casa más que cargada con las bolsas de la compra que otra cosa.

Jadeo sudando ya que hace muchísimo calor en Barcelona y el trayecto corto del coche a la puerta de casa con cuatro bolsas cargadas me ha costado más de lo normal.
Ya podía Víctor dejarme espacio en el garaje, pero el muy cabron ha aparcado como le ha dado la gana ayer y se ha ido a correr esta mañana temprano.

Romeo baja las escaleras de casa corriendo y se me enreda entre las piernas sacándome una sonrisa mientras dejo las bolsas de la compra encima de la isla de la cocina.
Lo cojo en brazos y lo escucho ronronear mientras le doy besos por toda su cara.

—Tan bebocho que eres, ¿dónde está tu hermana?—le digo como si me pudiera responder mientras lo dejo en el suelo y él empieza a maullar. —Sí, ahora te doy los Whiskas pero primero déjame recoger la compra.

Se sienta en el suelo mirándome mientras recojo la compra poniendo todo en su sitio y a los pocos minutos puedo ver como Atenea baja las escaleras también pero sin ninguna prisa. Sin lugar a dudas son como el día y la noche, Atenea es mucho más independiente y Romeo es una lapa que quiere mimos todo el día, aunque entre ellos no viven el uno sin el otro.

Una vez recojo todo les doy de comer y me dispongo a subir a mi habitación a ducharme y pensar que me voy a vestir para luego.

Hoy hemos quedado para comer con mi padre por primera vez desde que llegamos de Ibiza y tengo ganas de ponerme decente.
Hace ya cuatro días que llegamos pero hemos estado organizando cosas de casa y nuestro padre ha estado de viaje de empresa hasta ayer, asi que tampoco hemos tenido tiempo a verlo.
Por otro lado nuestra madre nos ha llamado para saber si hemos llegado bien pero tampoco ha puesto interés en vernos, por lo que yo aún menos. Lo siento, pero que se vaya a joder a otro.

Me acuesto en la cama boca abajo mientras cojo el móvil y entro en Instagram.
Paso historias de gente aleatoria hasta que me sale una que ha subido Fermín hace una hora aprox. Es una foto grupal donde están todos comiendo en un restaurante y mis ojos no pueden evitar ir hacia el sevillano que lleva las RayBan en la cabeza y sonríe a la cámara.

Esa sonrisa moja bragas que tiene es mortal para el género femenino y el muy cabrón lo sabe.

Le doy me gusta a la historia antes de cerrar Insta y abrir WhatsApp.
Veo que tengo un whas del susodicho sin leer y lo abro para encontrarme un:

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Gavichuela 👹:

Sigues viva o el carro de la compra te secuestró? 🫣

ÁGAPE ; pablo gavi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora