Ágape: concepto griego que expresa la forma más pura del amor. Es un amor que tiene como prioridad el bienestar de los demás, es decir, supone aceptar al otro indistintamente de sus imperfecciones.
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Elara Ortiz no...
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Hacía ya tres semanas que me habían operado y hoy había empezado ya las lesiones de fisioterapia.
Y había sido desastroso.
Todo lo que podía hacer hace un mes ahora se me hacía imposible y eso me tenía frustrado y de muy mal humor. Desde pequeño había sido una persona muy inquieta, el fútbol me había ayudado a desquitar toda esa energía en el campo, pero ahora que no podía jugar me estaba volviendo loco. En menos de un mes tantas cosas habían cambiado que yo ahora mismo me encontraba perdido y tirado a la deriva sin nada a lo que agarrarme.
—Pablo, no te frustres que todos sabíamos que la primera sesión iba a ser complicada.—me intenta animar mi madre cuando hemos llegado a casa.
Nada más llegar me he tumbado en el sofá para jugar a la Play y así poder descargar un poco de mi frustración.
—Todo es una mierda mamá, no intentes arreglarlo porque no tiene solución.—soy pesimista mientras muevo mis dedos sobre el mando sin dejar de mirar la pantalla.
—Cielo, no seas así...—me dice suspirando mientras me acaricia la mejilla y se sienta en el reposabrazos del sofá. —¿Quieres que llame a Ela para que venga a comer?
—Ela está en la uni, no le voy a pedir que venga otra vez y deje sus estudios de lado a menos de un mes de que tenga los exámenes finales mamá.—le soy realista mientras pongo el modo pausa y la miro a los ojos.
—Ay cielo si ya lo sé, pero yo te veo mal y sé que con ella pues estás bien y más animado...—me es que verá mientras me acaricia el pelo. —Yo solo no te quiero ver así de desanimado, Pablo.
Suspiro poniéndome en su lugar y es que ella al final también lo está pasando mal por mí y es lo último que quiero. Me echo hacia un lado en el sofá y la abrazo dejando un sonoro beso en su mejilla.
—No te preocupes mami, voy a intentar estar bien ¿vale?—le digo calmado para que se esté tranquila. —Por cierto, me ha dicho Fermín que va a venir a verme por la mañana.
—Pues genial, así estáis entretenidos.—me dice contenta antes de levantarse del sofá. —Bueno cariño, tú sigue jugando que yo tengo que irme de recados, te cojo el Audi ¿vale?
—Okey, aunque no te asustes si cuando aceleras va rápido de más...—la aviso haciendo que ella se lleve las manos a la cabeza.
—Pablo de verdad, el día que dejes de correr con el coche te hago un monumento...—despotrica mientras sale del salón haciéndome reír. —¿Dónde tienes las llaves?
