Ágape: concepto griego que expresa la forma más pura del amor. Es un amor que tiene como prioridad el bienestar de los demás, es decir, supone aceptar al otro indistintamente de sus imperfecciones.
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Elara Ortiz no...
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—Pasajeros con destino a Lisboa, embarquen por favor.
Ela se remueve emocionada en el asiento a mi lado y me mira con una sonrisa radiante mientras sus manos aprietan mi brazo cogiendome de gancho y apoyando su cabeza en mi hombro.
—Levanta el culo que nos vamos, meu amor.—me dice en portugués haciéndome sonreír.
Verla tan emocionada con el viaje me tiene contento. Es la primera vez que nos vamos juntos de viaje de relax sin contar cuando vino a Sevilla, además que dentro de pocos días cumplimos cinco meses juntos.
Enero a pasado volando, entre Fin de Año, las fiestas de Reyes, miles de sesiones de rehabilitación y los exámenes de Ela hemos tenido la mente bastante ocupada y se nos ha pasado bastante rápido. Ya casi hace un mes que pasamos la Nochebuena juntos y parece que todo ha ido a mejor. Mi recuperación va bastante bien, de hecho ya estoy caminando sin muletas y mentalmente estoy mucho mejor desde que estoy yendo al psicólogo una vez a la semana. Aún me quedan muchos meses de recuperación, le calculan que volveré sobre octubre o noviembre pero prefiero no pensarlo y tomármelo con calma. Ela por otra parte ha estado todo el mes chapando como una cabrona para sus exámenes y parece que todo esfuerzo tiene su recompensa porque tiene buenas expectativas y cree que va a tener todos aprobados y alguno con nota decente.
—Llevas desde que nos levantamos que no paras, ¿estás nerviosa por subirte al avión?—la vacilo con una sonrisa mientras agarro su mano y ambos nos dirigimos hacia las puertas de embarque.
—Por subirme al avión no, tonto.—me responde soltando una risa. —Por irnos de viaje juntos sí, me hace muchísima ilusión después de todo el estrés que hemos pasado este último mes...
—Te mereces cada viaje que pueda regalarte, amor.—le digo agarrándola por la cintura y besando con cariño su mejilla. —Vamos a disfrutar de estos días.
—Sí, ya me he hecho un pequeño itinerario.—me dice tras pasar las puertas de embarque. —Tenemos pendiente ir al Castillo de San Jorge, subir en el ascensor de Santa Justa, visitar el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém e ir al Oceanario.—me nombra emocionada.
—Y yo que pensaba quedarme en el hotel todo el finde semana disfrutando de ti y de nuestra piscina privada...—le susurro al oído con voz sujetente haciendo que ella sonría.
—Eso también, pero tenemos que aprovechar el día también gordi...—me dice agarrándome del brazo mientras subimos al avión antes de dejar un beso en mi mejilla.
