•CAPITULO 13•

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El amanecer se filtraba suavemente a través de las cortinas del apartamento de Carlos, bañando la habitación en una luz dorada. Alain se despertó lentamente, parpadeando para ajustarse a la claridad. Lo primero que notó fue el calor reconfortante del cuerpo de Carlos junto al suyo, y una sonrisa involuntaria se dibujó en sus labios.

Se giró con cuidado para no despertar a su compañero y se quedó observándolo por un momento. Carlos dormía plácidamente, su rostro relajado y libre de las preocupaciones que solían ensombrecerlo durante el día. Alain sintió una oleada de afecto que le calentó el pecho.

En las últimas semanas, Alain había pasado más y más tiempo en el apartamento de Carlos. Lo que comenzó como noches ocasionales después de misiones largas se había convertido en una rutina cómoda y natural. Poco a poco, sus pertenencias habían comenzado a aparecer en el espacio de Carlos: un cepillo de dientes en el baño, algunas prendas de ropa en el armario, su marca favorita de café en la cocina.

Carlos se removió, abriendo los ojos lentamente. Al ver a Alain, una sonrisa perezosa se extendió por su rostro. "Buenos días," murmuró, su voz aún ronca por el sueño.

"Buenos días," respondió Alain, inclinándose para darle un beso suave.

Carlos se incorporó un poco, apoyándose en su codo. Miró a Alain con curiosidad, notando algo diferente en su expresión. "Hay algo distinto en ti hoy," comentó, estudiando el rostro de Alain.

Alain ladeó la cabeza, intrigado. "¿Ah sí? ¿Qué es?"

Carlos extendió una mano, acariciando suavemente la mejilla de Alain. "Tus ojos," dijo finalmente. "Tienen un brillo especial. Pareces... feliz."

Alain sintió un calor extendiéndose por su rostro, pero no apartó la mirada. "Es porque lo estoy," admitió en voz baja. "Tú me haces feliz, Carlos."

La sonrisa de Carlos se ensanchó, sus ojos brillando con afecto. "Tú también me haces feliz, Alain. Más de lo que puedo expresar."

Se quedaron así por un momento, disfrutando de la intimidad y la calidez del momento. Luego, como si hubieran llegado a un acuerdo silencioso, ambos se levantaron para comenzar el día.

Mientras preparaban el desayuno juntos, moviéndose en perfecta sincronía por la pequeña cocina, Alain reflexionó sobre cómo habían cambiado las cosas. La tensión y la incertidumbre iniciales se habían transformado en una comodidad y una confianza que nunca antes había experimentado.

"¿En qué piensas?" preguntó Carlos, notando la expresión pensativa de Alain.

Alain sonrió, pasándole una taza de café a Carlos. "En nosotros," respondió honestamente. "En cómo han cambiado las cosas. En lo bien que se siente esto."

Carlos asintió, entendiendo perfectamente. "Es como si hubiéramos encontrado una pieza que no sabíamos que nos faltaba," dijo, tomando un sorbo de su café.

"Exactamente," concordó Alain. "Y ahora que la hemos encontrado..."

"No queremos dejarla ir," completó Carlos.

Se miraron por encima de sus tazas de café, una promesa silenciosa pasando entre ellos. Aunque el mundo exterior seguía siendo peligroso e incierto, habían encontrado un refugio el uno en el otro. Y eso, más que cualquier misión o aventura, era lo que hacía que los ojos de Alain brillaran con una nueva luz, una luz de felicidad y esperanza para el futuro.​​​​​​​​​​​​​​​​

Carlos levantó la vista de su desayuno y dijo suavemente: "Ala", usando el apodo cariñoso que le había puesto a Alain. "Hoy tengo que ir al cuartel."

Peligrosa Atracción ( Carlos Sainz • Male Oc ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora