•CAPITULO 12•

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Cuando Alain abrió los ojos a la mañana siguiente, se encontró solo en la cama. Por un momento, el pánico lo invadió, temiendo que todo hubiera sido un sueño. Pero entonces notó a Carlos, dormido en el sillón junto a la ventana.

"¿Qué haces ahí?" preguntó Alain, su voz aún ronca por el sueño.

Carlos se estiró perezosamente antes de responder. "Respetar tu espacio," dijo sin mucho esfuerzo, como si fuera lo más natural del mundo.

Alain no pudo evitar sonreír ante ese gesto. Sin decir nada más, se dirigió al baño para ducharse. Carlos se quedó en la cama, escuchando el sonido del agua y reflexionando sobre los eventos de la noche anterior.

Minutos después, Alain salió del baño, ya vestido pero con el cabello aún húmedo. Se acercó a Carlos y, en un movimiento que sorprendió a ambos, le dio un pequeño y corto beso en los labios.

"Buenos días," murmuró Alain, sus ojos evitando los de Carlos, como si estuviera avergonzado por su propia muestra de afecto.

"Buenos días," respondió Carlos, tratando de contener la sonrisa que amenazaba con extenderse por todo su rostro.

Bajaron juntos, sus pasos resonando en la mansión aún silenciosa. Sin decir una palabra, Alain guió a Carlos hacia el garaje, donde una imponente Chevrolet Silverado esperaba.

"¿Vamos a algún lado?" preguntó Carlos, intrigado.

Alain asintió, abriendo la puerta del conductor. "Sube," dijo simplemente.

Una vez dentro del vehículo, Alain arrancó y salió de la propiedad. Cuando estuvieron en la carretera, extendió su mano derecha, dejándola descansar en el asiento entre ellos. Carlos, entendiendo el gesto, entrelazó sus dedos con los de Alain.

Se miraron por un momento, como dos adolescentes descubriendo su primer amor. La expresión normalmente dura de Alain se había suavizado, y Carlos sintió que su corazón se aceleraba.

Después de una hora de viaje, llegaron a una hacienda apartada. El lugar era hermoso, rodeado de campos verdes y con una vista impresionante de las montañas en la distancia.

"Este lugar... es mío," dijo Alain mientras bajaban del auto. "Nadie más en la familia sabe de su existencia."

Carlos comprendió el significado de esas palabras. Alain le estaba mostrando una parte de sí mismo que mantenía oculta del resto del mundo.

Pasaron el día recorriendo la propiedad, hablando de todo y de nada. Alain, poco a poco, comenzó a abrirse. No era fácil para él, años de desconfianza y dolor no desaparecen de la noche a la mañana, pero lo estaba intentando.

Hablaron de sus infancias, tan diferentes y a la vez tan similares en su soledad. Alain compartió algunas anécdotas de su juventud, momentos robados de felicidad en medio de la oscuridad de su vida familiar. Carlos, por su parte, habló de su decisión de unirse al ejército, de su deseo de hacer una diferencia en el mundo.

En ningún momento mencionaron el elefante en la habitación: el hecho de que Carlos era un infiltrado. Alain parecía determinado a ignorar esa realidad, al menos por hoy. Quería, necesitaba, este momento de felicidad, esta burbuja de normalidad en su caótica vida.

Mientras observaban el atardecer desde el porche de la casa, Alain finalmente habló de lo que ambos habían estado evitando.

"Sé que esto no puede durar," dijo en voz baja. "Sé quién eres, lo que eres."

Carlos se tensó, preparándose para lo peor.

"Pero por hoy," continuó Alain, "por hoy quiero fingir que somos solo dos personas normales. Dos personas que podrían tener un futuro juntos."

Peligrosa Atracción ( Carlos Sainz • Male Oc ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora