•CAPITULO 19 •

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La semana había transcurrido con una rapidez sorprendente en la casa de los Marceau. Los días se llenaron de una mezcla de trabajo, risas y momentos familiares que parecían fundirse unos con otros en un cálido borrón de felicidad.

Los militares de la familia - Daniel, Antoine, Carlos y Oscar - iban y venían del cuartel, sus uniformes impecables y sus posturas erguidas contrastando con la atmósfera relajada del hogar. Mientras tanto, Marc, Julien y George trabajaban desde casa, sus días ocasionalmente interrumpidos por las travesuras de Alex o las demandas de atención del pequeño.

Alain, el más reciente miembro oficial de la familia Marceau, se había adaptado a la rutina familiar con una facilidad que sorprendió a todos, incluido él mismo. Por las mañanas, se levantaba temprano para ayudar a Carlos a preparar el desayuno, llenando la cocina de risas y el aroma de café recién hecho. Durante el día, alternaba entre ayudar a Alex con sus tareas, discutir casos interesantes con Marc y Oscar, y pasar tiempo de calidad con cada miembro de la familia.

Las noches estaban llenas de bulliciosas cenas familiares, juegos de mesa competitivos y conversaciones que se extendían hasta altas horas de la madrugada. Alain se maravillaba de cómo, en tan poco tiempo, se había convertido en una parte integral de este tapiz familiar.

Sin embargo, el jueves por la tarde, la burbuja de felicidad doméstica se vio interrumpida. Alain recibió una llamada urgente de sus superiores en Lyon. Su voz grave y seria mientras hablaba por teléfono atrajo la atención de todos en la casa.

"Entiendo," dijo Alain, su tono profesional contrastando con la preocupación en sus ojos. "Estaré allí lo antes posible."

Cuando colgó, se encontró con las miradas expectantes de su familia. Carlos fue el primero en hablar, su mano encontrando instintivamente la de Alain.

"¿Qué sucede, amor?"

Alain suspiró, pasándose una mano por el cabello. "Me necesitan en Lyon. Es urgente."

Un silencio cayó sobre la sala, roto solo por el sonido de Alex jugando en la habitación contigua, ajeno al cambio repentino en la atmósfera.

Daniel fue el primero en romper el silencio. "¿Cuándo tienes que irte?"

"Lo antes posible," respondió Alain. "Debería salir esta noche."

Oscar, que estaba sentado junto a Marc en el sofá, asintió comprensivamente. Como militar, entendía bien las demandas imprevistas del deber. "¿Necesitas ayuda para prepararte?"

Alain negó con la cabeza, agradecido. "Gracias, Oscar, pero estaré bien. No necesito llevar mucho."

A las 6 de la tarde, la familia se reunió para la cena como de costumbre, aunque el ambiente estaba teñido de una melancolía que no pasó desapercibida para nadie. Alex, percibiendo el cambio de humor, estaba inusualmente callado, sus ojos moviéndose de un adulto a otro con curiosidad y preocupación.

Alain hizo un esfuerzo por mantener la conversación ligera durante la cena, compartiendo anécdotas divertidas de sus días como policía y haciendo planes para su regreso. Sin embargo, todos podían sentir la inminencia de su partida pesando sobre ellos.

Cuando terminaron de cenar, Alain se puso de pie, su expresión una mezcla de determinación y pesar. "Bueno, familia," dijo, su voz ligeramente ronca por la emoción contenida, "me temo que ha llegado el momento."

Carlos se levantó inmediatamente, envolviendo a Alain en un abrazo apretado. "Ten cuidado, amor," murmuró contra su cuello.

Alain devolvió el abrazo con igual intensidad. "Lo tendré. Te lo prometo."

Peligrosa Atracción ( Carlos Sainz • Male Oc ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora