•CAPITULO 15•

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Los meses pasaron volando. Los hermanos Marceau, cada uno en su nueva ciudad, estaban saliendo adelante. Sus carreras en diferentes empresas de seguridad resultaron ser sorprendentemente lucrativas, permitiéndoles mantener el nivel de lujo al que estaban acostumbrados.

Mientras tanto, sus ex parejas militares también continuaban con sus vidas, aunque el recuerdo de los Marceau nunca estaba lejos.

Un día, el coronel tomó una decisión. Cogió su teléfono y marcó cuatro números que conocía de memoria.

En Lyon, el teléfono de Alain vibró. "Te necesitamos," dijo la voz al otro lado de la línea. Sin dudarlo, Alain se dirigió a su garaje, donde su Corvette C8 esperaba.

En Marsella, Marc recibió la misma llamada. Sin perder un segundo, se subió a su Mercedes AMG GT.

En Burdeos, Julien escuchó las mismas palabras. Con una sonrisa de anticipación, encendió el motor de su Ferrari 458.

Y en Nantes, Antoine sintió la adrenalina correr por sus venas al oír el mensaje. Se deslizó en el asiento de su Lamborghini Huracán.

Cuatro motores rugieron a la vida en cuatro ciudades diferentes, todos apuntando hacia el mismo destino: París.

En la autopista, cuatro estelas de color - rojo, plata, amarillo y negro - se acercaban a gran velocidad. Los hermanos Marceau se encontraron casi por instinto, sus autos alineándose en una formación perfecta.

Alain, al volante de su Corvette, sonrió al ver a sus hermanos en los retrovisores. El rugido combinado de los cuatro motores de alta potencia era como música para sus oídos.

Marc, en su Mercedes, sintió la emoción familiar de una misión inminente. Su mano acarició el volante de cuero, ansioso por lo que les esperaba.

Julien, manejando su Ferrari con precisión, no pudo evitar sentir una punzada de nostalgia. Volver a París, volver a la acción... era como regresar a casa.

Antoine, el más joven, sentía la adrenalina correr por sus venas mientras su Lamborghini devoraba el asfalto. Parte de él había extrañado esto más de lo que quería admitir.

Los cuatro autos volaban por la autopista, dejando atrás paisajes borrosos y conductores asombrados. Era como si el tiempo no hubiera pasado, como si nunca se hubieran separado.

A medida que se acercaban a París, la anticipación crecía. ¿Qué los esperaba? ¿Por qué los habían llamado? ¿Y cómo reaccionarían al ver a sus ex parejas militares?

El skyline de París apareció en el horizonte. Los hermanos Marceau intercambiaron miradas a través de sus ventanillas. Fuera lo que fuese que les esperaba, lo enfrentarían juntos. Como siempre lo habían hecho.

Con un último rugido de sus potentes motores, los cuatro autos entraron en la ciudad, listos para lo que sea que el destino les tuviera preparado.​​​​​​​​​​​​​​​​

Los cuatro autos de lujo entraron en el estacionamiento subterráneo del cuartel, sus motores resonando en el espacio cerrado. Uno a uno, los hermanos Marceau aparcaron sus vehículos y se bajaron.

En cuanto sus pies tocaron el suelo, la emoción del reencuentro los embargó. Marc, el mayor, abrió sus brazos.

"Los extrañé," dijo con voz cargada de emoción, abrazando a sus hermanos menores. Alain, Julien y Antoine se fundieron en el abrazo, disfrutando del momento de reunión familiar.

Apenas se separaron, notaron la presencia de sus ex parejas militares. Los ojos de Alain se encontraron con los de Carlos, y sin pensarlo dos veces, fue hacia él.

Peligrosa Atracción ( Carlos Sainz • Male Oc ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora