•06: El reto •

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—La verdad es que sigo sin comprender el comportamiento de mi jefe—le digo a Adrien en mi cubículo el lunes por la mañana—siento que nos estábamos llevando bien, y ahora a duras penas y me habla.

—Debes de ser paciente—responde Adrien—tal vez sólo no está de humor.

—Pues si, pero justo sucede cuando tenemos que salir a tres horas de la ciudad para hacer las fotografías de la publicidad de una licorería. ¿Estás seguro que no puedes venir con nosotros?

—No puedo. Tengo muchísimo trabajo atrasado, y si no lo hago estoy en peligro de que me echen...

Ruedo mis ojos con desesperación.

—Marianne, tenemos que irnos—dice Santiago al llegar al cubículo de Adrien, inmediatamente caminando directo al ascensor.

—¡Suerte!—dice Adrien al verme caminar detrás de él.

Subimos al coche y después de unos minutos estamos tomando carretera para visitar un pueblo algo lejos de la ciudad. Esta vez, tendríamos que visitar un bosque para la publicidad que requería el producto de licor, y ustedes dirán, pues fácil consigo una pantalla verde y ya está, pero Santiago tenía la visión de querer transmitir realmente el concepto del producto con un paisaje real.

Así que aquí estamos de camino a un lugar boscoso que sea ideal para las fotografías.

Quise romper el hielo porque era ya bastante incómodo ir en silencio con solo la música de fondo.

—¿Sigue molesto por lo del viernes?—me atrevo a preguntar.

—Yo no estoy molesto—responde.

—Pues su cara y su comportamiento me dicen lo contrario.

—Si tú lo dices.

—Mire, no sé realmente qué pase en su vida, pero solo quiero decirle que lo que dijo Adrien solo fue un chiste, no tendría usted porque tomárselo tan personal. Créame que yo me lo tomé con humor, ¿creer que usted y yo podríamos casarnos? ¡Es una tontería! Para empezar, yo tendría que gustarle a usted, y si me deja ser sincera, sé que soy linda pero nada comparada con las modelos que usted conoce, que probablemente si podrían casarse con usted. Punto número dos, para yo casarme tendría que estar enamorada y yo nunca, nunca en la vida me he enamorado, no sé qué se siente. Así que puede estar sin cuidado, no vamos a casarnos.

—¿Nunca te has enamorado?—Pregunta.

—Nunca—respondo—verá... en toda mi vida solo tuve un novio, se llamaba James, y era mi mejor amigo. Todas las personas en la clase y en los pasillos nos decían que haríamos una pareja increíble y todas esas cosas, era tan fastidioso que decidimos hacernos novios para que nos dejaran en paz, pero yo nunca pude dejar de verlo como mi amigo. No me malinterprete, si lo quería pero no en esa manera en la que contaban mis amigas sentirse con sus novios ¿sabe? Así que después de aproximadamente dos meses todo se terminó. Él si llegó a verme diferente, más que como una amiga y no pudo aceptar que yo no sentía lo mismo y decidió alejarse de mí por completo y fin.

—¿Y con Adrien?—pregunta.

—¿Qué tiene que ver Adrien en esto?

—¿Tú sientes algo por él?

—¿Qué? ¡Claro que no! Solo somos amigos, Adrien es muy guapo, así como usted—toso, intentando crear distracción ante mi metida de pata otra vez—y como muchos de la oficina, pero solo somos buenos amigos. Pero dígame ¿usted alguna vez se ha enamorado?

—No—responde rápidamente.

Ya lo veía venir, seguramente era de los tipos que solo les interesaba el sexo y nada más. Así que no pregunté más.

Inesperadamente, tú +18 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora