•26: Por siempre y para siempre • [Final]

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Santiago pov

Marianne logró recuperarse con éxito de la herida de bala que sufrió, afortunadamente no hubo más complicaciones en cuanto a eso.

Después de un par de días tuvimos que acudir al centro de justicia para que Marianne brindara su declaración de los hechos, y al poco tiempo Noelle se declaró culpable, se encontraba en manos de las autoridades, cumpliendo su condena. Sin embargo, después de un par de semanas recibimos la noticia de que había atentado contra su vida.

El día de hoy solo tengo para decir que las cosas suceden de manera inesperada, y es que la vida es así... impredecible, no hay reglas ni pasos que seguir. Simplemente te dejas llevar, y si el destino tiene planes para ti, se encargará de acomodar las cosas en su lugar.

Tembloroso, observo caminar a Marianne hacia a mí tomada del brazo de su padre. Siento mi corazón palpitar con fuerza, justo como lo hizo la primera vez que la vi.

Al llegar a mí, su padre se detiene y me dice:

—Cuídala.

Todos los días de mi vida.

Ahora solo somos ella y yo, sus ojos se encuentran con los míos al apartarle el velo del rostro, y me regala una de esas sonrisas que me dan tanta paz.

Es momento de decir nuestros votos. Creo que en este momento no soy ni siquiera capaz de poder hablar con facilidad, pero tomo un respiro y comienzo:

—Marianne Becher, yo Santiago Villalba, te acepto a ti como mi esposa, para amarte y respetarte por el resto de mi vida. Te acepto para estar juntos en las buenas y en las malas. El futuro es bastante incierto, y algunas veces aterrador, pero estando a tu lado todo es más sencillo, todo es paz. Llegaste a mi vida de una manera inesperada, y está de más decir que desde el momento número uno robaste un cachito de mi corazón, y me llena de honor decir que el día de hoy tienes mi corazón completo.

Coloco la sortija en su dedo corazón, y dejo un beso en su mano. Sujeta mis manos con fuerza y con voz temblorosa comienza a hablar:

—Yo, Marianne Becher, te acepto a ti Santiago Villalba, como mi esposo, para amarte, respetarte, y valorarte el resto de mi vida. Me siento orgullosa de ayudarte a creer nuevamente, ¿Quién hubiera imaginado que después de conocernos en un vagón del subterráneo terminaríamos aquí... acompañados de todos nuestros seres queridos, quienes son testigos de todo lo que nos tomó llegar hasta acá? Santiago, hoy sé que estamos destinados a estar juntos, y nada me llena más de orgullo que saber que soy parte de tu felicidad, como tú lo eres de la mía. Te amo infinitamente.

Con sus manos temblorosas coloca la sortija en mi mano, y me observa con admiración.

—Marianne, Santiago—dice el juez—el día de hoy, en este jardín hermoso, y acompañados de sus seres queridos, tengo el honor de declararlos marido y mujer... puede besar a la novia.

Me acerco a Marianne, la tomo de la cintura, y la inclino hacia abajo, provocando que ella ría, y nos damos nuestro primer beso como esposos. Y por fin, después de muchos años, me siento completo, porque Marianne complementa mi vida.

Al terminar la ceremonia, busco el momento para apartar a mi esposa del resto de los invitados. Así que, la tomo de la mano, y caminamos un par de metros por el jardín, hasta estar completamente a solas.

—No veía la hora de que pudiéramos estar a solas—le digo. Ella me observa fijamente, y me dedica una sonrisa. Me acerco a su cuerpo, y la abrazo, juntando nuestros cuerpos por completo.

Comienzo a tararear una canción en su oído, y ligeramente comenzamos a bailar.

Recuesta su cabeza a mi hombro, y mi cuerpo vibra al sentir su tacto. Tras unos segundos, levanta su rostro y sus labios atrapan los míos.

—Te amo—dice, en mis labios.

—Te adoro—le respondo—Mar... no puedo esperar más para decirte lo que hice.

Me observa confusa.

—¿A qué te refieres?—pregunta.

—Antes que todo, te pido una disculpa por haber actuado sin consultarte...—menciono—pero sabía que no aceptarías.

—¿Podrías ser más claro? No puedo con la intriga, sea lo que sea... dímelo.

—Yo...—titubeo—te inscribí en la Universidad de New York para que continúes con tu carrera de fotografía.

—¿Qué hiciste que?—pregunta, con sus ojos completamente abiertos por la sorpresa—Yo... aún no tengo el dinero suficiente para cumplir con los pagos—responde.

—Les he mandado algunos de tus proyectos de fotografía y quedaron tan encantados con tu trabajo que te darán una beca, no tienes que preocuparte por eso. Comienzas en un par de meses.

Mueve sus manos con nerviosismo y se gira en sus talones, por un momento siento que se ha molestado, pero en cambio, en cuestión de segundos se lanza a mis brazos, y me besa sin control.

—¿Puedes ser más perfecto?—menciona.

Coloco mis manos en su cintura, y ligeramente acaricio su cuerpo.

—¡Consigan una habitación!—dice Leah, acercándose a nosotros.

Ambos la observamos con diversión.

—Los están esperando para su primer baile como esposos—menciona.

Entrelazo mi mano junto a la de Marianne, y seguimos a Leah hasta reunirnos nuevamente con los invitados.

Caminamos hacia el centro de la pista, y comenzamos a bailar al ritmo de "Lover" de Taylor Swift.

Observo la sonrisa tan genuina de mi ahora esposa, y quisiera paralizar el tiempo, permanecer justo como estamos, con nuestros cuerpos tan unidos que casi podemos escuchar el corazón del otro, con la calidez de sus manos alrededor de mi nuca, y con mis manos en su cintura, como un símbolo de que es mía, y de que yo, soy suyo. Por siempre, y para siempre.

Fin

Inesperadamente, tú +18 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora