eighteen • Robin Le Normand

Capítulo 6.

2024.

Olympiastadion Berlin, Berlin.

Sábado, 15 de junio.

— Es ilegal que estemos aquí. — El chico rueda los ojos, un acto no visible para la rubia que resopla bajándose la gorra. — Esto tiene que estar regulado, no puedes venir a ver un partido de tus rivales en directo y...

— Lils, ¿te crees que somos los únicos? — Susurra el parisino, señala hacia otra pareja que pasa entre los aficionados igual de camuflados que ellos. — Son de la selección alemana, también han venido a ver, España es la gran favorita.

Lidia asiente apretando los labios, no sabe hasta qué punto es completamente factible su presencia en ese estadio esa noche. La chica lleva la camiseta de su pareja, por lo menos con eso sabe que no los van a asociar.

— Te queda bien la camiseta. — El chico se mira a si mismo y resopla.

— Vas a vacilar a quien yo te diga, rubia.

— Ya estamos aquí.

Evidentemente no iban a ir solos, tenían ese día libre y la idea de Kylian y Camavinga era clara, tenían que ver el partido de la selección española en directo. A Tchouaméni y a Lidia los arrastraron con ellos, el chico fue fácil de liar pero ella, sabe lo que se juega estando ahí.

— Pienso ir a todos los partidos posibles, Lili. — Comenta el angolano. — Además, si nos podemos enfrentar a ellos, mucho más.

— Bueno me gustaría que, para la próxima vez que se os pire la olla, al menos me aviséis con el tiempo suficiente cómo para poder mentalizarme de...

—- ¿De venir a ver a tu novio? Lili, las paredes del hotel son prácticamente de papel. — Las mejillas de la chica se encienden instantáneamente. — Ay, amor, si estuvieras aquí...

— Callaos la boca, tíos. — Ella se aleja avergonzada. — ¿Vosotros no deberíais dormir en el otro ala del pasillo? Ya sabéis, el reservado para futbolistas cachondos que...

— El mismo ala de tu novio, sí, quizás por eso te pusieron con los jovenes y no con los mayores. Te verían cara de disfrutona.

— Eres un tremendo gilipollas. — Murmulla Lidia a Kylian, que le contesta con una amplia sonrisa.

— Me quieres igual, no tanto como a tu novio, pero...

— Por cierto, ¿lo de la camiseta fue una forma de marcar territorio antes del torneo? — Lidia resopla desesperada alejándose de los tres chicos, que ríen detrás de ella.

— ¡No te enfades, Lils! — La chica les hace una peineta de espaldas, la carcajada que se escucha llama la atención de varios aficionados.

— Tenéis suerte de que van calzadisimos, sino estabais jodidos.

— Mírala, si no se ha olvidado de lo española que es. — Lidia gira hacia la derecha, la cabellera pelirroja de la chica que le habla la hace saltar de emoción.

— ¡Eloise! — La rubia la abraza con fuerza, su amiga rodea su cuerpo riendo. — ¡¿Cómo?! Ay, dios, que emoción. — El cambio repentino de idioma de la chica no sorprende a nadie.