Capítulo 11.

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2024.

Bad Lippspringe, Alemania.

Jueves, 8 de Junio.

— Estás a una hora y media.

— Théo tengo...

— No me vengas con la parafernalia del trabajo. Lid, estás a una puta hora y media, coge el primer coche que tenga la federación francesa y ven aquí, ya. — La rubia resopla dejando el libro sobre su cama, mira la hora en el reloj del fondo y niega.

— No llego a tiempo.

— No me jodas, Lidia.

— ¡Lili! — Un golpe irrumpe en la conversación de la chica, la cual rueda los ojos al ver aparecer a sus tres amigos por la puerta. — ¿A que no sabes a dónde vamos hoy?

— A ningún sitio.

Tchouaméni niega con la lengua, haciendo el típico sonido que hace ella cuando quiere decir que no, y que únicamente hace Lidia.

— Nos vamos a ver a tu selección. — Indica Tchouaméni.

— Y a tu novio. — Añade Eduardo.

— Y a tu casi algo. — Remata Kylian, Lidia cierra los ojos y suspira, la risa de Théo al otro lado de la línea la hace volver a la realidad.

— Así que vas hablando por ahí de mi hermano, no sé hasta que punto me gusta, Li.

— No significa nada.

— Dices tú... En fin, nos vemos a las nueve.

No le deja contestar y cuelga el teléfono, Lidia observa a los tres chicos que se mantienen en la puerta moviendo unos papeles entre sus manos. La rubia se fija en la bolsa que cuelga del brazo de Kylian, y la pulcra letra que decora el papel blanco.

— ¿De dónde has sacado eso? — Pregunta la chica levantándose rápidamente de la cama. — ¿Por qué tiene mi nombre?

— Estaba en la entrada, y las entradas estaban dentro. — Lidia rueda los ojos abriendo la bolsa. — Tu admirador secreto está cuanto menos insistente, ¿qué hay ahí?

— ¿Me vacilas, Ky? ¿Estás diciéndome que no has visto nada de lo que hay dentro?

— Porque no le dejamos. — Comenta Tchouaméni apoyándose en la mesa de escritorio que tiene contra la pared del final del cuarto. — Las flores están muy bonitas, por cierto, qué bien están aguantando.

La rubia humedece sus labios y asiente distraída, Robin le había dicho que tirase todo si era lo que quería; y a pesar de que pudo esconder el libro y las fotos, no pudo hacer nada con las flores.

— Gracias, Tchou, la verdad es que son muy bonitas. — Susurra abriendo la bolsa de papel. — No me jodas...

Sobre la tela roja, que ya sabe que pertenece a la equipación de la selección, destaca el número 3 que no pertenece a su novio. Lidia resopla sacando la camiseta y, entre los pliegues de la misma, cae una foto de ella llevando una de color verde y negro con el mismo número y apellido en blanco.

eighteen • Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora