Capítulo 21.

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2024.

Volksparkstadion Hamburg, Alemania.

Viernes, 5 de Julio.

Los gritos de la multitud son más altos cuando los jugadores se posicionan en el fondo dónde se encuentra la afición de Portugal. Lidia entrelaza sus manos poniéndolas debajo de su mentón. Confía en ellos, confía mucho en los chicos.

— Lili. — Siente un brazo sobre los hombros y sonríe nerviosa, recostándose sobre el pecho del chico. — No te había visto nunca nerviosa.

— Es que nunca suelo estar nerviosa.

El teléfono vibra en el regazo de la rubia, que lo levanta con media sonrisa nerviosa.

«Estás muy guapa, te acaban de enfocar. »

Lidia sonríe al leer el mensaje, el chico que tiene detrás suelta una carcajada.

— ¿En serio que lo tienes guardado como traidor? — La chica ríe acompañando a su amigo, que niega suspirando. — ¿Kylian?

— Como siempre. — Deja el teléfono sobre sus piernas y se fija en los chicos agrupados a su izquierda. — ¿Crees que podemos ganar? — Giuseppe asiente palmeando el hombro de la rubia.

Los dos se separan alegres.

— Claro que podemos ganar, Lili, ¿qué te piensas? — Ella se encoge de hombros mientras observa cómo Ousmane se adelanta para el equipo visitante.

Se hace el silencio en el estadio y el teléfono vuelve a vibrar en los muslos de la chica, Lidia lo ignora con la atención puesta en el cambio de jugadores.

Cristiano Ronaldo encara la portería y la española rueda los ojos viendo el amago que hace en las primeras carreras.

— Es un tremendo gilipollas.

— Pensaba que eso era sólo para mi. — La chica baja la mirada al teléfono y frunce el ceño al verlo con la pantalla apagada. — Tienes que ver la camiseta que me consiguieron tus amigos, creo que mi madre va a enmarcarla. — Lidia gira la cabeza hacia el sitio que ocupaba Guiseppe, en el palco de los familiares.

— ¿Qué haces aquí? — Pregunta la chica con calma, observando las gafas de sol que lleva puestas el francés.

— Apoyar a mi chica.

— No soy tu chica.

— Por ahora. — Añade el defensa pasando la mano por los hombros de la rubia. — ¿Así que un gilipollas? — Lidia asiente entrelazando los dedos de su mano izquierda con los del chico, volviendo a posar su mirada en la portería.

— Un tremendo gilipollas.

Robin ríe acercándose a la fisioterapeuta, deja un beso en su mejilla y se mantienen bien cerca. El delantero portugués marca y ambos resoplan.

— ¿Va Fofana? — Lidia asiente, se conoce el orden de tiro de penaltis porque siempre están quejándose por ello.

— Nunca entienden por qué Youssouf, pero es muy bueno. — Murmulla la rubia apretando la mano del chico de los nervios.

— Tiene cosas, es cierto. — Robin acaricia la palma de la chica con sus dedos, Lidia sabe que podría acostumbrarse a estar así toda la vida. — Gol. — Susurra el defensa en cuanto ve andar al mediocentro.

El tiro raso del chico alcanza la red del fondo de la portería, Lidia gira la cabeza para mirarlo, y la sonrisa cómplice que el francés le regala es suficiente.

— ¿Por qué iba a enmarcar tu madre la camiseta? — El chico se gira un poco para que Lidia pueda leer lo que pone en la parte trasera de la misma.

«Oliveira 11»

eighteen • Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora