Capítulo 5.

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2024.

Bad Lippspringe, Alemania

Sábado, 8 de Junio

— ¡Lils! — Una cabellera rubia se levanta entre las cajas, la chica sonríe en dirección al delantero. — ¿Necesitas ayuda? — El chico se abre paso entre las mismas, estira una mano hacia ella.

— No, Ky, no te preocupes. — Se levanta con una bolsa entre los brazos. — Sólo tengo que organizar esto un poco, Giuseppe se ha largado, y no sé cuándo tiene pensado volver. — Suspira dejándola en una esquina, vuelve a pasar por delante del futbolista para levantar una camilla.

— Deja eso, tonta, que te echo una mano. — La aparta a un lado y coge la camilla para apartarla, Lidia le señala hacia una esquina y el delantero asiente. — No me esperaba que fueras tú parte del equipo de fisioterapeutas.

Habían pasado 8 años desde la fatídica despedida de Lidia y Robin, que no se podía ni clasificar cómo tal. Ella lo había bloqueado en todos los lados posibles, redes sociales, aplicaciones de mensajería, ni siquiera permitía que Théo lo mencionase delante de ella. Había dejado de ir a las vacaciones familiares de los Le Normand, y los padres de los chicos habían comprendido totalmente la decisión tomada por la chica.

En ese espacio de tiempo, Lidia Oliveira había salido de fiesta, se había graduado con matrícula de honor de bachillerato, teniendo acceso a todas las universidades posibles. Con una carta de recomendación de Mathieu, y de parte del profesorado, consiguió entrar en la universidad de Saldford.

Cuatro años más tarde, licenciada en fisioterapia y con un máster en fisioterapia avanzada, volvió a Francia para trabajar con el equipo nacional de fútbol. Sus prácticas en el Manchester City avalaron su profesionalidad, y fue el punto que llamó la atención del equipo médico de la selección francesa.

— Hola, rubita. — La chica siente cómo unos labios besan su mejilla, ella sonríe y se gira para ver a Koundé. — ¿Necesitas ayuda? — Lidia niega, señalando a Kylian.

— Lo tengo a él, pero si insistes... — El chico ríe y asiente, acercándose a las cajas.

— Espera, que voy a llamar a los chicos, así hacemos labores de equipo, para reforzar la cooperación... o algo así. — Jules se va por el mismo sito por el que había entrado momentos antes.

Lidia y Kylian llegan a un consenso, y la chica se va a su cuarto para deshacer la maleta y organizarlo todo en los cajones. Al menos un mes se van a echar en ese hotel, y es tiempo suficiente cómo para que se acomode.

Se sienta en el colchón y pasa la mano por su pelo, el teléfono vibra en la cama y ella se fija en la pantalla, lee el nombre de su mejor amigo en la misma, responde con rapidez.

— ¡Hola! — Ella sonríe dejándose caer en la cama. — ¿Has llegado ya?

— Sip, he dejado a Kylian con otros del equipo desmontando las cosas, han dicho que les podía servir para... no sé, algo de fortalecer el equipo. ¿Tú?

— Sip, ya estamos en nuestro hotel. Mis padres te mandan saludos, por cierto, y Nora. — Lidia sonríe y asiente, agradece en un murmullo. — Nos vamos a ver, ¿cierto? Te tirarás un viaje de... Cinco horas y media para encontrarte con tu mejor amigo del mundo.

eighteen • Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora