Daniela lleva media hora dándole vueltas a la casa refunfuñando como vieja, lo irónico es que es por culpa de una. Vaya descarga se ha llevado el pobre muerto que es solo el mensajero, yo él me tomo unas vacacioncitas en el más allá hasta que esta se calme.
—Pero a ver, —fase tres de la negación, negociación — ¿Para qué carajos quiere ella volver a vivir? La frase es DESCANCE EN PAZ, ¡PAZ! , ella tiene un mundo de paz en el más allá. ¿Por qué venir al más acá?
—Bueno —no muerto, no des tu humilde opinión, cuando una mujer se desahoga no es un buen momento para darle otro punto de vista —Estar muerto es bastante pacífico, pero llega un momento que aburre. A lo mejor ella solo quiere volver a sentirse viva.
—Hay un millón de personas vivas intentando sentirse así y no van pidiendo vidas ajenas.
—Pero tú quieres la casa ¿no? —pum, ha dado en el clavo.
Y Daniela ahora tiene las orejas rojas, rojas, como un tomate. Casi agradezco que no pueda matar al muerto.
—Si, quiero la casa —admite entre dientes presionándolos tan fuerte como si en ellos contuviese los deseos de asesinar a alguien.
—Pues bien es solo un día.
El que tenga miedo a morir que no nazca, que lástima no tener helado para comer mientras veo esta pelea.
—Bien, dile a mi abuela que tiene derecho a mi cuerpo, —pero quee.
Casi se me cae la mandíbula. Que genial giro de acontecimientos. ¿Daniela se ha vuelto loca?
—Pero solo hasta media noche. —añade. Que cool, nuestra propia Cenicienta espectral —Sisisi, que respire de nuevo el aire, que tome café, que sienta el sol. Pero hasta ahí. Mira a ver si le cuadra el negocio.
Ay dio, esta se tostó. Todo por la casa de Alamar.
No sé si la abuela quiera cambiar una casa por una taza de café hola.
—Dice que le sirve —contesta el muerto.
De pronto a Daniela los ojos se le ponen blancos, y yo la miro con recelo.
—¡Azúcar! —grita ella y creo, que ya no es ella.
—¿Daniela? —pregunto.
—Me puedes decir Doña Silvia —me dice acomodándose el pelo —¿Y usted quien es señorita?
—Soy Cecilia. Dueña de esta casa y mejor amiga de su nieta. —un placer, dentro de lo que cabe.
—Bueno, yo creo que mejor me voy —de eso nada compañero de negocios.
—Usted más quieto que una foto. —frustro su plan de huida. —A mí no me vas a dejar sola en este embrollo. —no pensé nunca que el cambio fuera algo así, eminente —Además, un muerto para controlar otro.
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Mi muerto no paga alquiler
ParanormalCecilia, la mulata más codiciada de Cuba, siguiendo su sueño de independizarse aún siendo universitaria, se muda a un alquiler cerca de su Universidad y se encuentra con un inquilino que: ¡ Ave María.! 🔥Apagones 🪄Mosquitos 🍪 El pan de la bodega...