Paul Ackerman.
2 meses después.
El alba se filtraba por las pesadas cortinas de mi habitación, y el aire fresco de la mañana me acariciaba el rostro. Hoy, finalmente, sería el día en que nuestra vendetta contra la familia Leroy en París se consumaría. De ambos lado de mí dormian las gemelas Meyer, hijas de un importante canciller del imperio. Habían visitado mi mansión con intención de hablar supuestamente de negocios, la conversación se llevó a cabo y luego de la cena, me folle a ambas durante casi toda la noche. Me incorporé de la cama, sintiendo la tensión en mis músculos. Cada paso resonaba en los pasillos de mi mansión, como si el edificio mismo supiera que algo trascendental estaba a punto de suceder.
El agua caliente fluía de la grifería mientras me sumergía en la bañera de mármol. Cerré los ojos y dejé que el calor relajara mis músculos tensos. Las imágenes de los Leroy, arrogantes y desafiantes, se agolpaban en mi mente. No podía permitir que su insolencia quedara impune. Y tampoco podía sacar de mi mente la incógnita de quién sería esa supuesta persona que mueve los hilos en Francia.
Una vez limpio y vestido, regresé a mi habitación. Las dos gemelas, con sus cabellos dorados y ojos azules, aún dormían profundamente en la cama. Anoche habían compartido mi lecho, y hoy serían mis invitadas.
Las criadas de la casa ya estaban ocupadas preparando el desayuno. El aroma del café recién molido y los croissants recién horneados llenaba el comedor. Mi madre, con su cabello plateado y ojos cansados pero resueltos, se sentó a la cabecera de la mesa. Mi hermana pequeña, Emma, jugueteaba con su cuchara de plata, ajena a la gravedad del día. Heinrich, mi hermano, me miró con una mezcla de orgullo y preocupación. Viktor, el mayor de todos nosotros, charlaba con su esposa y sostenía a sus dos hijos en su regazo.
La familia Ackerman, unida por lazos de sangre y venganza, se preparaba para la batalla. Los Leroy pagarían por sus acciones, y yo lideraría la carga hacia París. La mesa estaba servida, pero no solo con alimentos. También con determinación, lealtad y sed de justicia. Hoy, los Ackerman escribiríamos un nuevo capítulo en la historia de la mafia alemana. Y los Leroy lamentarían haber cruzado la línea.
Mi madre me miró con una mezcla de curiosidad y preocupación mientras sostenía su taza de porcelana. Sus ojos, cansados pero agudos, parecían leer mis pensamientos. No era la primera vez que intentaba ocultar los detalles más oscuros de mi vida de ella. Aunque nuestra familia estaba unida por lazos de sangre y venganza, había límites que no debíamos cruzar en la mesa del desayuno.
— Paul — dijo con voz suave, — ¿a dónde viajarás esta vez?
Tomé un sorbo de café antes de responder. — Un viaje de negocios, madre. Asuntos relacionados con nuestras inversiones en el extranjero. — Mi tono era neutral, sin dar pistas sobre la verdadera naturaleza de mi destino. No quería que ella se preocupara más de lo necesario.
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BAD LIFE (+18)
RomanceUna historia basada en Romeo y Julieta. En el crepúsculo del siglo XIX, el año 1892, la historia de Paul Ackerman y Madeleyne Stone se despliega como un tapiz tejido con hilos de destino y tragedia. Paul, el enigmático líder de la mafia más temida d...