Una historia basada en Romeo y Julieta. En el crepúsculo del siglo XIX, el año 1892, la historia de Paul Ackerman y Madeleyne Stone se despliega como un tapiz tejido con hilos de destino y tragedia. Paul, el enigmático líder de la mafia más temida d...
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El vestíbulo del Hotel Lotte New York Palace se extiende majestuosamente ante mí. Las lámparas de araña destellan sobre las alfombras de terciopelo, y el aire huele a riqueza y secretos. Aquí, en este refugio de lujo, espero a Paul Ackerman, mi enemigo.
Mis dedos se deslizan por el borde de la mesa de mármol, y mi mirada se pierde en las luces de la ciudad que parpadean más allá de las ventanas. Los Ackerman me arrebataron muchas cosas cuando era pequeña, así como a ciento de miles de personas por culpa de las guerras que ellos financian. Pero para sus desgracia yo estoy aquí, soy la figura que puede eliminar a los Ackerman de la historia. Ya eliminé a uno y continuaré con todos los demás. Hoy, las piezas de dominó empezarán a caer.
El camarero me sirve una copa de champán, y la burbujeante efervescencia parece reflejar mi propio estado de ánimo.
Me amarro mi largo cabello con una cola de caballo.
Alice esta a mi lado, vistiendo una bata ya que ambas acabamos de darnos un baño.
- Madeleyne. Esto es una locura - Dice ella.
- Tranquila - Le respondo bebiendo mi vino.
- No puedo estar tranquila, Madeleyne. Esto es peligroso, sabes muy bien que Paul va a venir aquí a Nueva York para matarte. No estamos en Inglaterra o Francia, aquí estamos en desventaja.
- Paul también está en desventaja aquí - Digo con mucha calma bebiendo mi copa de vino - Confía en mí, Alice. Ya tengo mi plan hecho.
Alice me mira con ojos inquisitivos, sus dedos apretando el borde de su copa de vino.
- ¿Un plan? - dice, su voz apenas un susurro en la penumbra de la elegante habitación. - Paul Ackerman no es alguien a quien puedas controlar. Él es muy diferente a su padre, es más astuto.
Sonrío, saboreando el vino tinto en mis labios.
- No pretendo controlarlo, Alice. Pero sí puedo anticiparme a sus movimientos.- Mi mente trabaja a toda velocidad, hilando estrategias y posibilidades. - Sé que Paul quiere matarme cuando nos encontremos. Pero lo convenceré de que primero mantengamos una conversación, contraté a unos mercenarios para que nos sigan y me protejan las espaldas desde las sombras, y cuando llegué el momento, pasaré a la fase dos de mi plan y ahí es dónde necesito que entres.
Alice me miró con ojos inquisitivos, sus cejas arqueadas en una mezcla de incredulidad y preocupación.
- ¿Mercenarios americanos? - murmuró, su voz apenas un susurro. - ¿Estás segura de que podemos confiar en ellos?
- Ve donde estamos, querida - Señalo nuestro alrededor - A miles de kilómetros de Inglaterra, por supuesto que estoy segura.
- ¿Y qué es esa misión importante? - Pregunta ella.
