vii. injusticia

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—¿Por qué? —pregunté inmediatamente cuando me sentí mareada. Me forcé a continuar ahí. Él dudó unos instantes en decirme, pero se levantó de la cama y se puso frente a mí.

—Salvaste a Allison —dijo finalmente; mi mirada fue suficiente para que él siguiera hablando—. El destino no puede romperse: le tiene que pasar a alguien, tarde o temprano. Al salvar a Allison, alguien debía de tomar su destino —sentí mi respiración acelerarse y el mareo no ayudaba.

—¿Yo fui la que causó que murieras? —pregunté en un hilo de voz; él apretó sus labios y suspiró, se acercó a mí y acunó mi rostro con sus manos.

—Ya debes irte, hablaremos después sobre esto y lo entenderás todo. Te amo, Ruby —dijo al besarme en los labios. No quise irme, pero abrí los ojos en el suelo de mi habitación.

Creía que todo fue un sueño, pero aún siento su tacto en mi piel. Me puse en pie y salí al baño a lavarme la cara para poder reaccionar. El agua estaba fría y ayudaba mucho, pero mi reflejo en el espejo me desalentaba, me veía muy pálida y gastada, mis ojeras eran muy evidentes y mi piel en algunos lados se veía amarilla debido a la curación de los hematomas que me hice antes.

Cerré mis ojos para evitar verme y mi mente me llevó a cuando salvé a Allison. En ese momento yo dejé a Stiles en aquel túnel y corrí por ella hasta evitar que muriera. Sin entender que fue el destino que marqué, elegí a mi hermana sobre Stiles y la vida cobró su parte. Ahogué un sollozo y apreté mis labios hasta sentir dolor.

¿Qué tipo de broma era esta?

Soy la verdadera causante de la muerte de Stiles, no los jinetes ni las circunstancias; yo soy la culpable y le arrebaté su futuro.

Pero puedo volver al pasado, volver para elegirlo a él sobre todas las cosas.

Me apresuré en regresar a mi habitación y busqué la fotografía del edificio por todos lados, pero cuando tenía un desorden tan grande recién recordé que Lydia la tenía y no quería pedírsela, porque haría preguntas.

Me senté agotada en el piso de mi habitación rodeada de fotografías. Fui mirándolas una por una mientras pasaba la mirada y me detuve en una que me hizo sentir un nudo en la garganta. La tomé y la miré por un largo momento, hasta desperté ahí. Al ver a mi alrededor, estaba en mi habitación, pero la diferencia era notoria; todo estaba ordenado y se veía algo más vivo.

—¿Crees que esté bien? —me giré y vi a Stiles recostado en la cama mientras observaba las fotografías impresas. Él levantó su vista a mí—. Scott fue a dejar a Kira al desierto, y quizás cuando se verán a ver.

Me agaché junto a la cama y él me miró unos instantes—. ¿Desde hace cuánto lo sabías? —vi confusión en su rostro debido a mí pregunta; después de unos instantes entendió y se puso serio.

—Fue en el baile de primer año, cuando Lydia fue a buscar a Jackson. Me distanciaste y me lo contaste todo; me dijiste que me amabas y lo que sucedería.

—¿Si lo sabías por qué saliste conmigo? ¿Por qué amarme cuando yo era la causa de tu muerte? —mi labio temblaba.

—¿Qué? No, ven —dijo al acomodarse en la cama; me recosté a su lado sin dudar y apoyé mi cabeza en su brazo—. Ruby, yo realmente te amo, y como dijiste en el baile, eres el amor de mi vida —sonrió y me sentí debilitada y destrozada.

¿Hace cuanto que no lo veo sonreír así?

Ha pasado ya un mes.

—Lo lamento tanto —dije con la voz quebrada. Él me acarició la mejilla con su dedo pulgar, mientras sus nudillos reposaban en mi rostro.

—Te confieso que al principio sí me asusté, pensar en la muerte y darme cuenta que me quedaba poco tiempo era algo escalofriante —lo miré y él sonrió suavemente—, pero pasar el tiempo contigo, hasta el final, valió la pena, cada segundo, cada caricia, cada beso. —Se fue acercando a mí y sus labios tocaron los míos. Cerré mis ojos y la sensación era tan real que me causaba miedo despertarme en mi habitación sola nuevamente.

—Es tan injusto —un hilo de voz salió de mí mientras él me consolaba con sus caricias sobre mi cabello; sus manos comenzaron a bajar por mi cuerpo y me hicieron estremecerme de una forma que extrañaba. Me acomodé boca arriba mientras él se acomodaba sobre mí; sus besos eran suaves y llenos de amor, como nunca lo noté antes. Me estaba consolando por mi dolor y me decía que me amaba al mismo tiempo.

—Está bien, porque te amo —susurró entre mis labios y su beso se volvió más hambriento y lleno de deseo. Correspondí de la misma manera mientras lo ayudaba a quitarse la camiseta; al verlo con la luz prendida de la habitación pasé mi mano por su pecho y abdomen; él soltó una leve risilla, algo nervioso y excitado. Me sentí aturdida por su respuesta a mi tacto. Su mano ingresó debajo de una camiseta que llevaba y fue subiendo hasta dejar descubierto mi pecho. Él depositó varios besos ahí, y me hicieron soltar varios suspiros; acabó levantando mi sujetador y su boca me envolvió.

—Stiles —susurré su nombre; mis manos pasaron por su cabello y se enterraron en este; la sensación era tan real que el miedo a despertar dolía mucho.

—Ruby —susurró contra mi piel, se distanció para ayudarme a quitarme la ropa y de una forma algo "cómica" se quitó los pantalones y el bóxer. Solté una leve risilla que había olvidado que tenía.

Había olvidado que podía reír.

Me miró y se encargó de quitar mi cabello de mi rostro; su mano y cuerpo estaban calientes y me aliviaban, porque reprimían las horribles menciones de mi mente sobre mi realidad.

—No tengo condón —confesó algo desesperado por la situación; sonreí leve y le acaricié las mejillas.

—Está bien, después compro una pastilla del día después —susurré antes de besarlo.

—Siempre logras convencerme —susurró ronco y se acomodó mejor. Cuando ingresó en mí, hubo una conexión que sentí; éramos uno y hasta nuestro corazón y respiración se sincronizaron. Sus besos, movimientos, caricias; su todo me llenaba de vida, una que creí perder, una que no quiero dejar ir.

—No puedo dejarte ir —dije mientras me abrazaba y besaba mi cuello.

—Entonces no lo hagas —dijo tan bajo, que creí que era mi pensamiento, pero puse sentirlo aferrarse a mí de la misma manera en la que yo lo hacía.

𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄́𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 - Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora