━━ cuarto acto; aceptación

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Guardo tu sonrisa en
mis ojos, tu valentía en
mis huesos y tu alegría
en mi alma.






Todo se fue, incluso la cama. No había muebles, ni la pizarra de la pared, no había cortinas y tampoco ropa en el closet, no estaba su escritorio ni su silla, no estaba él.

Solo una caja de madera, como dijo el sheriff, en una repisa de la pared. Me acerqué para tomarla y tenía algo de polvo; quizás el sheriff la encontró hace tiempo y yo por no hablarle no supe.

La abrí y dentro estaba la llave del Jeep con su respectivo abridor verde, pero también tenía otro llavero, una hoja de arce de un color naranja amarillento deslumbrante; era una hoja otoñal.

Sonreí al pasar mi yema por aquel llavero y recordé cuando me pregunté muy fingidamente sobre lo que me gustaba. También debajo del llavero se encontraba una carta con algo dentro; dejé la llave y la caja a un lado en la repisa y abrí la carta; dentro había unas hojas y un brazalete.

"No soy muy bueno escribiendo mis sentimientos, menos en cartas, Dios, ojalá solo tú leas esto".

Reí.

"Como dije, te dejo a mi bebé. De vez en cuando se congela o es causa de otras cosas; procura tener cuidado con él y cuídalo mucho. Y por favor, Ruby, aprende a conducir en el auto de Allison primero".

—Hecho —respondí inconscientemente.

"Enfrentarte al mundo será algo difícil, eres alguien a quien no le gusta mucho estresarse o algún cambio brusco, pero también eres alguien que puede contra todo y todos. Sé que lograrás todo lo que te propones y también sé que te encantará el brazalete, es de tu color favorito y de paso tiene mis iniciales, lo sé, un genio. Ruby, deseo que tengas todo lo que quieras en la vida, pero también deseo que entiendas que no podemos controlar otras cosas y eso, aunque te cause frustración, sigue a delante.

PD: Detrás de la carta hay una foto que nos tomamos, "ve ahí, quiero verte".

Guardo la carta en la caja y me pongo el brazalete en mi muñeca, salgo de casa de Stiles despidiéndome del sheriff y corro hasta llegar a mi casa.

En mi habitación me siento en el suelo y abro la caja, saco la carta y al girar el papel veo la foto; la reconozco, es de nosotros antes de la llegada de los jinetes. Mis ojos se cierran y siento como el clima cambia; el sol atraviesa mis parpados y al abrirlos me deslumbro.

—Siguiente —grita alguien, veo a la distancia cómo los estudiantes se forman para su foto en el anuario escolar; entonces siento una mano tocando la mía y al girarme veo a Stiles sonriéndome.

—¿No te gustó la foto? —pregunta al mostrarme en su celular la foto que me hizo viajar aquí.

—Me encanta —le respondí sonriendo.

—Deberíamos ir donde están los demás —le sostuve la mano y me miró.

—Amo el llavero de la hoja de arce —él se vio algo aturdido hasta que entendió.

—¿Y la carta? —preguntó algo nervioso, reí leve y asentí; me acerqué a él para besarlo en los labios.

—Me encantó también —apoyé mi frente contra la suya—. Tu padre me dijo sobre lo que le dijiste, lo del Jeep —confesé.

—Pensé que no lo recordaría, es bueno que lo recuerde —sonrió.

—Te amo, Stiles. Y en verdad lamento lo que está por suceder —digo con la voz rota. Él niega mientras sostiene mi rostro con sus manos.

—Está bien, aún tenemos tiempo —sonrió, me tomó de la mano y me llevó a un lugar; la oficina del entrenador.

—Stiles —susurré, él rió y se acercó para besarme.

—Siempre quise hacer esto —dijo como un niño. Aguanté la risa mientras lo besaba. Sus caricias y besos fueron en aumento, y el escritorio del entrenador llegó a una altura perfecta.

Fue divertido, excitante e inolvidable.

Pero mi tiempo se estaba acabando y lo sentía.

—Stiles —le susurré y él me miró—. Sácanos una foto en nuestro reencuentro, cuando estamos en la escuela antes de que el desastre suceda —él dudó mientras me observaba—. Por favor, hazlo por mí.

—Está bien, lo haré —esa respuesta me hizo aliviarme por completo, él me besó y en instantes desperté en el suelo de mi habitación. Cerré los ojos, sintiendo el frío del suelo penetrar mi piel y alcanzar mis huesos.

Quizás funcione.

Esa semana de exámenes me fue decente, no fui muy destacable, pero no reprobé y como recompensa, Allison me llevó junto a Lydia al centro comercial. Nos probamos mucha ropa y al mismo tiempo compramos poca. Más éramos como adolescentes jugando a ser barbies con un guardarropa excesivo. Después íbamos con Scott para hacer las lámparas y finalmente llegaba a casa cansado que solo podía dormir.

—Ha estado bien, creí que me iría mejor —dijo Lydia al verse en un espejo de mano; yo estaba en su cama mientras ella y Allison estaban sentadas en el suelo cubierto de mantas y almohadas.

—Yo agradezco pasar —dije al levantar la cabeza y verla. Ella se encogió de un hombro.

—¿Qué puedo decir? Se me da bien esto —sonrió y yo volví a recostarme con la cabeza mirando el cielo.

—¿Te alcanza para la universidad? —preguntó Allison.

—Por supuesto, no hay universidad que no me quiera —reí y me senté en la cama.

—A veces olvido lo humilde que eres —Lydia me miró y nos reímos.

—¿Qué hay de tí? —Lydia miró a Allison.

—Universidades no, pero París siempre sí —apretó los labios queriendo reprimir una amplia sonrisa.

—Paris, la ciudad del amor —dijo Lydia queriendo sacarle la risa a Allison, y lo consiguió.

—¿Ruby? —me miró Allison.

—Periodismo quizás, los chismes son lo mío —dije, reímos y Allison asintió.

—Siempre fuiste muy curiosa y debatías todo, así que no me sorprende que llegues a ser la mejor en tu área.

—Lo dices como si fuese una peleadora, no peleo con todo el mundo, solo con aquellos que crean tener la verdad y están más que equivocados —dije, Lydia asintió y rió.

—Ahora todo tiene sentido.

Me acosté nuevamente en la cama de Lydia y por instantes una sensación extraña vino a mí. Esta semana he estado tan ocupada que no he podido buscar la foto que le pedí a Stiles, además de que acabo de hablar del futuro como si me perteneciera.

Que extraño se siente.

𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄́𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 - Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora