xv. retroceso

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Dado que los exámenes acabaron, no he querido salir de mi habitación. Sé que soy muy notoria, pero me he centrado nuevamente en recuperarlo, así que he viajado mucho, retrocedido a todos los recuerdos que teníamos y nada, siempre me responde lo mismo, me exaspera.

Estoy sentada con las piernas cruzadas en el centro de mi cama; me rodean varias hojas e imágenes; la luz del sol está alta, así que no tengo necesidad de prender la luz de la habitación; entonces unos toques en mi puerta me sacan de mis pensamientos.

—Estoy ocupada —digo, pero hay silencio.

—Ruby —al escuchar la voz de Lydia, me levanto de la cama y abro la puerta. Allison está a su lado y ambas me miran preocupadas.

—Pasen —dije al hacerme a un lado. Ambas ingresaron y miraron todos los papeles y fotografías que tenía en todos lados. Cerré la puerta y volví a sentarme en medio de la cama con mi mirada en las imágenes.

—¿Sucedió algo? —preguntó Lydia al cercarse a la cama y sentarse en la orilla, sin tocar algún papel. Perdí mi mirada unos instantes y después la vi a los ojos.

—Me dijo que no lo salvara, que me rindiera —dije finalmente cuando desvié la mirada—. El destino debe de cumplirse y no puedo evitarlo, por más que viaje al pasado.

—¿Él te dijo eso? —Allison se acercó a mí y movió las hojas que me rodeaban, se sentó a mi lado y la miré.

—Me dijo que lo he intentado tantas veces que es necesario que él me lo diga claramente.

—Ruby —Lydia extiende su mano y acaba tocando mi mejilla; mis ojos van a los suyos y puedo ver la preocupación en ella—. Quizás ya es tiempo. Es tiempo de dejarlo ir —me sentí ofendida, sobre todo porque ella fue la que descubrió lo que puedo hacer, pero no dije nada, porque tanto como lo descubrió ha estado a mi lado siempre—. Quizás este poder que tienes sí haya servido para salvar a alguien, pero también puede que sirva para que puedas despedirte bien y no sentir que no le dijiste suficiente.

Frunzo el entrecejo y mis lágrimas caen. Aprieto mis labios para no tiritar, pero un sollozo se me escapa y lloro desconsoladamente. Lydia y Allison me abrazan y siento su amor y preocupación. Siento su consuelo.

Ellas salieron de mi habitación unos instantes después. Miré las fotos y papeles que me rodeaban y sentí que me volví muy frenética en el tema; parecía una loca.

—Está bien —susurré para mí con mi voz quebrada—. Déjame viajar un poco más —mis ojos se cerraron y sentí mis lagrimas caer, pero me concentré en un momento en particular; el bullicio comenzó a intensificarse y cuando abrí los ojos vi a Stiles frente a mí, el Stiles de mi primer año en Beacon Hills—. Hablemos afuera un momento —dije, él asintió y me siguió; afuera hacía algo de frío, pero no para congelarnos. Miré a Stiles y se veía muy bien.

—¿Qué sucede? —preguntó nervioso.

—Soy una bruja —me miró sorprendido—, tengo la capacidad de viajar a través del tiempo y puedo hacerlo solo a momentos que he capturado en imágenes, ya sean impresas o del celular —me encogí de un hombro—. Vengo del futuro y ya no estás ahí —junta sus cejas y me examina; mis ojos se cristalizan y lamo mis labios para poder seguir—. Te quiero salvar, pero para hacerlo me di cuenta de que quizás nunca deberíamos estar juntos; quizás la forma de salvarte sea alejándome y vivirás tu futuro.

—¿Y si no me alejo? —la pregunta me sorprende. No recordaba que Stiles fuera tan serio en este tiempo.

—Si no te alejas, descubrirás como yo que eres el amor de mi vida, que compartiremos muchas cosas, que claramente discutiremos solo para terminar reconciliándonos de una manera que aún no te permites vivir —sonreí, pero mis lágrimas no se detuvieron—. Te amo —mi voz se rompe—, y nunca sentí que una parte de mí se iba como cuando te fuiste; dudo mucho seguir sin ti, pero me esforzaré en vivir pensándote cada momento. Porque eres parte fundamental de mí, y te debo dar las gracias por todo, por amarme y por quererme; quizás ahora que sabes la verdad te alejes y no te negaré que será lo mejor, pero quería que supieras todo esto, para que veas que el camino que elijas, yo te amaré eternamente.

Sus ojos brillaban. Se supone que no comenzamos a salir hasta unos meses después, pero había amor en su mirada. Él se acercó y acunó mi rostro entre sus manos. Estaba helado, pero rápidamente mi piel ardía por su toque.

—Ruby Argent, debí entender todo cuando dijiste que eras el amor de mi vida —sonrió y más lágrimas cayeron—. Te amo y estoy dispuesto a correr el riesgo de este amor. Si eso me hace compartir mis días contigo, lo acepto todo.

—¿Sin arrepentimientos?

—Sin arrepentimientos, ni dudas, ni nada más que amor —junta sus labios con los míos y cierro los ojos; él me abraza y su calidez es tan magnífica, que me libera.

Abro los ojos en mi habitación y veo los papeles y las imágenes, entonces recuerdo que le mencioné a Stiles que solo puedo viajar a través de imágenes y todas las que tengo él las sacó. Una leve risa sale de mi boca y mis lágrimas también salen. Empiezo a ordenar las fotografías una tras otra y las dejo sobre un mueble, después recojo los papeles y los meto dentro de la papelera. Me siento en la cama mirando el atardecer, casi aturdida por todo lo que acaba de suceder.

Mis lágrimas seguirán saliendo, porque necesito soltar todo lo que hay en mí; necesito dejar solo el amor que le tengo en mi interior. El dolor puede irse, la amargura y todo, porque solo quiero abrir los ojos y recordar lo maravilloso que era conmigo, sus caricias, sus besos y su mirada risueña y profunda, sus lunares, su piel contra mi piel; todo de él puede quedarse y vivir eternamente en mi corazón.

𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄́𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 - Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora