𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄́𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎 - Stiles Stilinski

xvii. vivir

Después de esos momentos juntos en el patio de la escuela y de que algunos externos se quejarán por la pirotecnia y humos a nuestras casas, yo mantuve el álbum de fotos conmigo todo el tiempo, incluso cuando me fui a Los Ángeles a estudiar en la universidad.

Fue desafiante para el Jeep vivir en Los Ángeles, pero no imposible. Lo llevé conmigo años y, pese a que se quería morir de vez en cuando, nunca lo dejé partir, al menos no hasta estar segura que no podía recuperarse.

Tuve sentimientos por otros chicos, pero nada nunca se comparó a lo que sentí por Stiles.

Después de un cierto tiempo acabamos todos reunidos en Beacon Hills por temas sobrenaturales, pero decidí quedarme.

Compartí muchas experiencias con una persona para finalmente acabar teniendo una relación que agradecí, porque no me hizo sentir sola en ningún momento.

Mi cuerpo envejecía, los de mi alrededor igual, y perdimos a muchos por el camino, conocimos a otros y así nos llevamos viviendo hasta el último aliento.

—Decir que no he deseado esto desde que se fue, sería mentir —dije a Lydia, quien me acariciaba el cabello. El entorno blanco del hospital nunca es confortante, pero ella sí lo es.

—Salúdalo y no olvides de contarle que me quedé el bate de beisbol —me dio un beso en la frente y cerré los ojos.

Cuando los abrí, a mi alrededor había mucha luz y era todo muy deslumbrante, pero cuando mi vista se acostumbró, vi a muchas personas a la distancia; una en específico me saludó con la mano y se acercó a mí.

Mis lágrimas caían y mi sonrisa era tan extensa que dolía mis mejillas; Stiles se acercó para envolverme en sus brazos y darme un beso en los labios.

—Lamento haberte hecho esperar tanto —dije al verlo. El blanco que nos rodeaba le hacía iluminar sus ojos brillosos.

—No tuve que esperar mucho, aquí el tiempo es diferente —sonrió. Me acarició la mejilla y sus ojos no se apartaban de los míos—. ¿Viviste una buena vida?

—La mejor. Viví por ambos y créeme que costó. Hubo momentos en los que lloré y me sentí horrible, pero otros en los que agradecí seguir viva —le rodeo su cuello con mis manos—. Ahora estoy aquí sin arrepentimientos, feliz de compartir mi eternidad a tu lado; ¿estás preparado para eso? —entreceré los ojos, él rió.

—Por supuesto, ha sido mi sueño deseado desde el baile.

—Te amo, Stiles.

—Te amo, Ruby.

Lo besé y la sensación de alegría era tan abrumadora, que hasta lloraba por ella.

—Nos están esperando —susurró en mis labios, se hizo a un lado y vi a todos ahí, la manada, el sheriff y su esposa, mi papá, Allison, mamá. Tapé mi boca con mi mano y reí mientras lloraba—. Te hemos estado esperando —tomó mi mano y entrelazamos los dedos. Juntos caminamos hacia donde estaban todos y me encontraba en nuestro paraíso.

FIN