Tu muñeca

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G!P Donna

Abriste los ojos poco a poco. Deberías haber sentido la sensación de despertar, de terminar con algún tipo de pesadilla, pero no lo hiciste. Lo único que podías sentir era alivio, un alivio extraño por estar despierta, viva, pero, ¿realmente estabas viva?

Buscando en tu mente no encontrabas un significado para esa sensación, para la rigidez de tu cuerpo. Ya no eras tú, pero, ¿quién eras tú? ¿De verdad eras quién? La percepción del mundo que te rodeaba había cambiado. El miedo que deberías sentir no estaba presente, ni siquiera tú estabas presente, ya no eras tú, no sabías si realmente lo fuiste.

Sentías tu alma, pero estaba vacía, ¿de verdad tenías alma? ¿Tuviste alma? ¿Fuiste alguien, o algo?

–Estás despierta... –murmuró una voz suave, una voz que te hizo girar la cabeza, parpadeando despacio, tratando de aclarar tu visión. Tu rostro sonrió de forma automática, reconociendo esa voz, reconociendo la figura negra que estaba junto a ti.

Tenías la sensación de no tener por qué saber quién era esa mujer, esa figura enlutada que te miraba con una sonrisa, pero, lo sabías. Donna, su nombre era Donna y ella, ella te hizo.

Si había una verdad que tenías clara, era esa. Donna te hizo, ella era tu dueña tú, tú su muñeca.

Muñeca, no persona, muñeca no chica, no ser humano. Por un momento sentiste que realmente lo eras, que en algún momento de tu vida fuiste una persona. Tu cabeza dolía pero, ¿cómo podía dolerte si eras una muñeca?

Su mirada era tierna, comprensiva, sus caricias pasaban por tu frente mientras empezabas a ser consciente de tu realidad, de dónde estabas. Esa era tu casa, el lugar donde te hizo, el lugar al que pertenecías. ¿Cómo podías saber todo eso si ni siquiera sabías qué o quién eras tú?

–(Y/N), ese es tu nombre –dijo la mujer de negro, buscando algo en tu mirada.

¿Quería asegurarse de que conocías tu nombre? ¿Quería que ese fuera tu nombre? ¿En algún momento tuviste otro nombre?

Donna sonrió, satisfecha por lo que veía, por tu mirada confusa pero segura, tranquila. Sí, estabas tranquila, reconfortada por su presencia. Ella te hizo, ella te creó.

–¿Cuál es tu nombre? –preguntó. No podía estar hablando a una persona, te estaba hablando a ti. ¿Las muñecas hablaban? ¿Tenías derecho a hablar? ¿Por qué tenías la sensación de que no debías hacerlo a menos que ello lo quisiera? –Vamos, habla.

Su insistencia mandó una ola imprevisible de vergüenza, de tristeza por haberle hecho repetir la pregunta. Tenías la respuesta dentro de tu cabeza, pero tenías miedo de fallar, de decir otra cosa que no fuera ese nombre, ese que ella te puso. La pregunta asaltó de nuevo tu mente ¿acaso tenías otro nombre? ¿En algún momento tuviste otro nombre?

Donna se acercó un poco más a ti, observándote, pasando una mano por tu piel desnuda. Debía hacer frío, pero eras incapaz de sentirlo. Lo único que sentías era su mano en tu brazo, eran esas caricias reconfortantes.

–Sé que puede hacerlo, habla... –dijo con un tono suave, con un ojo brillante que no parecía querer mirar otra cosa que no fueras tú. Tu deber era servirla, eso lo sabías, eras su muñeca.

–Mi, mi nombre es (Y/N) –dijiste casi sin esfuerzo. Tu voz era humana, ronca, débil, pero audible. La sonrisa de su rostro te indicó que habías hecho lo correcto, que habías sido una buena muñeca, su buena muñeca.

–Muy bien, tesoro –dijo Donna, con una sonrisa resplandeciente, depositando un beso en tu mejilla. Un premio que calmó los latidos de tu corazón, ¿de verdad tenías corazón? Al menos sí lo podías sentir. –¿Quién eres, (Y/N)?

Donna Beneviento Tumblr Oneshots (x lectora femenina)Where stories live. Discover now