Yongsun, conocida como el soldado de la muerte, tras ser atacada por los hechiceros de Songrim, ella y su compañera Naksu se ven obligadas a usar la alquimia de almas para sobrevivir.
Ahora en el cuerpo de Mudeok y Sooa ambas deben adaptarse para so...
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—No apruebo ese matrimonio, ¿Creí que solo sería una aventura?, él novio es el heredero de una importante familia, merece algo mejor. —crítico el hechicero mientras bebía del pequeño vaso.
—Ni siquiera era tan buena, solo es una cara bonita. —dijo el otro hombre.
De inmediato se escuchó como alguien golpeó su vaso contra la mesa, ambos hombres voltearon a su izquierda. En la mesa de junto se encontraba con Mudeok, con una expresión furiosa, como si sus ojos fueran dos cuchillos.
—¿Qué?, ¿Qué miran?. —preguntó en tono frío y secó. —¿Ya se cansaron de criticar?, ¿O seguirán?
—Qué mal educada.
—Ese no es tono para tratar a tus mayores.
—No tengo porque ser cortés ni respetuosa con dos idiotas, sin educación que solo se la pasan chismeando.
—Mudeok, tómalo con calma. Solo ignóralos.—pidió Sooa, quien estaba sentada a su lado. —Disculpen a mi dama, no está pasándola muy bien.
Ambos hechiceros decidieron ignorar a ambas hermanas, y molestos se levantaron de su asiento, no sin antes mirar mal a Sooa quien les sonrió hipócritamente.
—Primero no dejaban hablar de la piedra de hielo y de la aparición de la estrella del rey. Y ahora critican a mi hermana, no puedo solo escuchar y no hacer nada al respecto.
—Descuida, esta bien, déjalos que hablen—hablo la menor. —Tienen razón, solo soy una cara bonita.
—Al menos eres bonita, yo... me quedaré atrapada en este cuerpo inútil para siempre.
Sooa la miró con tristeza. Después de que la barrera se rompió gracias a Uk, y que ella y Seo Yul lograrán sobrevivir, su hermana volvió a ser solo Mudeok, y Uk volvió a ser solo el joven amo de la familia Jang.
La pelinegra no podía evitar sentir algo de culpa, si hubiera sido más rápida, ese cambia almas no la habría atacado, ni a ella ni a Seo Yul, y justo ahora, su hermana y novio tendrían sus poderes.
Mudeok notó la expresión en el rostro de su hermana. —Pero esta bien, yo lo elegí. Ahora tendré una vida cómoda y tranquila, además nunca tendré que volver a entrenar. —tomó la mano de Sooa. —Enserió estoy bien.
—No finjas, se que te sientes vacía.
—Tal vez un poco, pero estaré bien, porque te tengo conmigo, también esta Yul.
